sábado, 10 de junio de 2006

Nuestra Señora habla a los peregrinos en el comedor a las 12:15 p.m. como una despedida en Medjugorje.

Nuestra Señora dice: Mis queridos hijos, Yo, vuestra querida Madre, quiero que se me permita continuar acompañándoos, formándoos y educándoos en vuestra ciudad natal. Dadme vuestras manos disponibles y abrid vuestros corazones. Os guío con seguridad al Padre Celestial.

No tendréis que seguir vuestros caminos solos, que están en el plan del Padre Celestial. Todo sucederá a través de la Providencia Divina. Cargad con vuestras cruces, porque solo en la cruz está la salvación.

Dad testimonio con valentía. Todo lo que habéis recibido en este lugar son dones del cielo. Vivís en la presencia de Dios para el futuro. Ese es vuestro objetivo. Pero los demás también quieren alcanzar este objetivo. Para eso estáis aquí. Si no abríis la boca, el Espíritu Santo no puede fluir de vosotros. Alcanzad a la gente y ya seréis felices en la tierra.

Desapegadse de los placeres mundanos que os harán daño. Lo sabréis muy pronto. El tiempo de las posibilidades de conversión es muy corto. El tiempo del silencio ha terminado. Solo si permanecéis con valentía en el pacto de lealtad y amor a la voluntad del Padre, estáis listos para transmitirlo. No me habéis elegido, Yo os he elegido, dice Mi Hijo Jesús Cristo en la Trinidad de Dios.

Yo, vuestra Madre Celestial, siempre estaré con vosotros cuando toméis el camino recto y pedregoso. Solo entonces podré ayudaros. Si os volvéis al mundo, seréis desviados de vuestros caminos.

Perseverad en la concordia, la oración, el sacrificio y el ayuno. Solo así podéis ayudarme a pisotear la cabeza de la serpiente. Cada día estoy con vosotros y ruego a vuestros ángeles guardianes. Alejáos del pecado grave, porque os separa de Dios.

Aceptad los Santos Sacramentos que Mi Hijo os ha dado y obedeced la voluntad del Padre. Vivid una entrega total, porque recordad que cuando os entregáis como dones, el cielo obra en vosotros. Degustad las alegrías de la gratitud que os fortalecen. Vivid en comunidad, porque solos no sobreviviréis a la lucha de Satanás.

En vuestros corazones estará la llama del amor que enciende otros corazones. Os estoy esperando, Mis queridos hijos. Decid vuestro sí listo al Padre, porque vuestro camino está predeterminado. Como Yo he hablado Mi Fiat, repetid después de Mí, porque sin vuestra voluntad nada sucede. Mi hijo no romperá vuestra voluntad. Vuestra voluntad aún está llena de egoísmo. Tened tiempo para los demás. No prestéis atención a vuestros límites, porque el Poder Divino estará dentro de vosotros.

Vuestra madre tiene una petición para vosotros: No digáis adoración en las Santas Misas Sacrificales, porque el ecumenismo está muy extendido. Contribuís a esto dando vuestro consentimiento a esta palabra. Recibid solo la comunión oral con toda reverencia. No os dejéis influenciar, porque Satanás quiere alejaros de los buenos caminos. Prestad atención a mis señales, que os doy por amor.

Compensad mucho por las pobres almas de los sacerdotes, porque hay muchos de ellos. Cometen un sacrilegio tras otro y caen en el abismo. Mi pequeña ha visto el abismo y a los muchos renegados. La apostasía avanza a pasos de gigante. Esperamos vuestra disposición y lloramos lágrimas de sangre cuando nos dejáis. ¿También vosotros pocos nos dejaréis?

Ahora os bendigo en la Trinidad de Dios, todos los ángeles y santos vuestra mamá, en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Os preparo, Mis queridos pequeños, para el tiempo de oscuridad.