lunes, 27 de octubre de 2025
Mis Queridos, Que Pasáis por la Amarga Experiencia de la Precariedad, Abrid Vuestros Pequeños Corazones, Recibid a Vuestros Pequeños Hermanos y Hermanas con Amor, Como Hijos de Mi Padre Misericordioso y Mi Madre, la Virgen de la Reparación
Mensaje del Santo Niño Jesús, Rey del Amor, a Henri, Místico de la Orden Romana María Reina de Francia, el 25 de octubre de 2025
Esta mañana, después de la Pasión, comencé a recitar el Santo Rosario. Me fue mostrado, dentro de una luz, ataques navales y terrestres en diversos lugares: en Venezuela, Colombia y el Caribe.
Entonces apareció el Santo Niño Jesús, Rey del Amor. Llevaba un túnica verde claro (verde celadón), con escote redondo, con un borde rojo en las sisas y el cuello. Su cintura estaba ceñida por un cinturón dorado. La parte inferior de la túnica estaba adornada con hojas de palma bordadas con hilo de oro.
Su Corazón estaba expuesto sobre la túnica y emanaba potentes rayos.
Sobre sus hombros, el Santo Niño Jesús llevaba una capa amarilla, sujeta en cada hombro por un gran botón rojo. Sus pies estaban descalzos, descansando sobre un cojín morado.
Hice la señal de la cruz y besé el suelo ocho veces en acto de reparación.
En nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.
El Santo Niño Jesús, Rey del Amor, dijo:
Mis queridos, Yo, el Santo Niño Jesús, Rey del Amor, el Primogénito de una multitud de hermanos, a través del don de Mi vida y Mi Corazón, he compartido con vosotros Mi filiación sin distinción. Sois los legítimos beneficiarios de esta herencia; desde ahora, convertíos en Mis heraldos.
He instituido una nueva fraternidad que reinterpretará lazos sanguíneos; la he colocado en vuestros pequeños corazones y está germinando en vosotros.
En este momento, el Corazón del Santo Niño Jesús, Rey del Amor, está siendo expulsado de muchos pequeños corazones.
Por eso, en este tiempo marcado por la resurgencia de diversas formas de esclavitud, derribad las barreras del individualismo, convertid el odio en Amor, la dominación en libertad, el resentimiento en perdón, el egoísmo en compartir y la guerra en Paz.
La proclamación del Gran Mensaje de Reparación resuena con esta hermosa fraternidad. Al escucharlo, reconoceréis que sois miembros vigorosos del mismo cuerpo, de una sola familia.
Para que las naciones aprendan concretamente este camino fraternal, he levantado el Movimiento Marianista de Amor de la Orden Romana, que, a través de su predicación, reúne los pequeños corazones dispersos y perdidos en el mundo, como una madre amorosa.
El Amor con el cual sois amados ya está obrando dentro de vosotros. Trasciende vuestra estrecha visión de universalidad.
Si os entregáis a Su acción, podréis amar a su vez.
Mis queridos, que pasáis por la amarga experiencia de la precariedad, abrid vuestros pequeños corazones, recibid a vuestros pequeños hermanos y hermanas con Amor, como hijos de Mi Padre Misericordioso y Mi Madre, la Virgen de la Reparación.
Amadlos como Mis Pequeños Hermanos, y entonces transformaréis este mundo, herido por el martirio, en una tierra de fraternidad.
En nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.
[Traducción al portugués por Teixeira Nihil]
Fuentes: