domingo, 12 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Un saludo de Jesús a todos ustedes!

Mis queridos hijos, qué feliz está mi Inmaculado Corazón de verlos a todos aquí rezando. Oren, oren más. Ayúdenme con sus oraciones para salvar innumerables almas que están en camino a la perdición. Jesús está muy contento de verlos rezar.

Su Corazón herido está verdaderamente consolado por su amor por Él. No saben lo feliz que está Jesús con sus oraciones.

Innumerables almas están recibiendo un sinnúmero de gracias, que les ayudarán para su conversión. Oren, por lo tanto, y sean fieles a mí y a mi Hijo Jesús. Nuestros Sagrados Corazones son su refugio seguro para los días de prueba que están por venir.

He venido al mundo para advertirles de los peligros que enfrentan. Oren, pequeños, oren, oren. Asistan a la Santa Misa con frecuencia. Vayan a la Casa del Padre para recibir gracias y bendiciones. Oren por sus hermanos y hermanas que aún no se han convertido. Jesús desea lograr grandes cosas en su amado Brasil, y especialmente aquí en el Amazonas.

Amazonas vive en mi Inmaculado Corazón. Mi Inmaculado Corazón necesita ser reparado, debido a las muchas ofensas cometidas contra él. Ustedes reparan mi Inmaculado Corazón cuando ponen en práctica todo lo que les he pedido, cuando aman a mi Hijo Jesús y entregan sus corazones a Él.

Vivan, mis hijos, totalmente vueltos a Jesús. Jesús está vigilando a cada uno de ustedes.

Hoy, Él los bendice derramando copiosas gracias sobre todos ustedes. Agradezcan a Jesús por todo lo que está logrando en medio de ustedes. Oren por Él por la paz del mundo entero. Jesús es su paz, y su paz vendrá al mundo solo si todos reconocen a Jesús como el verdadero Rey de todos los corazones.

Dejen que Jesús reine en sus familias y en sus corazones. Yo, la Madre de la Divina Gracia, les digo que hoy mis gracias se derraman sobre muchos de ustedes, para que mis hijos entiendan mis llamados a la conversión y a la oración. Yo, la Madre de Dios y la Virgen del Rosario, los bendigo: en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!