lunes, 13 de mayo de 1996

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Fuimos a Itapiranga porque allí iba a tener lugar la aparición de la Virgen. Poco a poco la gente comenzó a participar en las oraciones y a creer en los mensajes que la Virgen nos estaba transmitiendo.

Aquella tarde, mucha gente de Manaus y de otras localidades se reunió en Itapiranga para la procesión. Como la Virgen había profetizado, estaba comenzando a actuar con más fuerza en Itapiranga a través de sus apariciones y mensajes, y en muchas partes de Amazonas la gente estaba comenzando a tomar nota de ellos. Lo que llamó la atención de la gente fue el cambio en el clima: muchas veces antes de que comenzáramos la procesión parecía que iba a llover fuerte, porque todo el cielo estaba nublado y oscuro. Pero cuando comenzamos la procesión, el clima cambió y apareció un hermoso sol que a menudo bailaba y latía como un corazón ante los ojos de las personas que presenciaron este fenómeno. ¿Por qué la Virgen nos dio estas señales? Para mostrarnos que está entre nosotros para guiarnos y ayudarnos en nuestro camino al Paraíso. Quiere que entendamos el valor de su presencia maternal y su mensaje.

Las señales que dio no fueron para alimentar y satisfacer nuestra curiosidad, sino para enseñarnos que Dios es nuestro Creador y el Todopoderoso, el que tiene todas las fuerzas de la naturaleza en sus manos que obedecen sus mandatos y bendicen su Santo Nombre, como San Juan nos escribe en Apocalipsis 4:9 a 11: Y en cada tiempo cuando los Seres vivientes dan gloria y honor y acción de gracias a quien está sentado en el trono y que vive para siempre y para siempre, los veinticuatro Ancianos se postran ante él que está sentado en el trono para adorar a quien vive para siempre y para siempre, poniendo sus coronas delante del trono y proclamando, Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad no existieron y fueron creadas . La Virgen apareció con el Niño Jesús y nos dio el siguiente mensaje:

¡La paz esté con vosotros!

Queridos hijos, gracias por estar aquí. ¡Qué feliz estoy de verlos a todos reunidos orando! Soy la Madre de Dios y la Señora del Rosario. Jesús me envía aquí para que pueda derramar sus gracias.

Miles de gracias se derraman sobre todos vosotros. Hoy, estáis recordando mi primera aparición en la pobre tumba de Fátima, cuando aparecí a los tres pequeños pastores. Os digo de nuevo: rezad el Santo Rosario todos los días por la conversión de los pecadores, por la paz en el mundo y por el fin de la guerra.

No ofendáis más a Dios Nuestro Señor, que ya está mucho ofendido. Arrepentíos de vuestros pecados y volved a Dios a través de la conversión y la penitencia. Hijos míos, haced penitencia por los pobres pecadores.

Hay muchas almas que caminan por el camino de la perdición. Orad, orad, orad mucho. Queridos hijos, orad por la paz. El mundo necesita mucha paz. Derramo mis gracias sobre todos vosotros. Llevad mis mensajes a todos vuestros hermanos. Invitadlos a la oración y a venir a orar a este lugar que he preparado con mucho amor y cuidado para todos vosotros.

Os quiero mucho, mis pequeños. Mi Inmaculado Corazón late con amor por todos vosotros. Recibid mi amor y el amor de mi divino Hijo Jesús. He aquí mi

Hijo...

En este momento, la Virgen nos mostró a Jesús que estaba en sus brazos y

dijo,

Lo traigo en mis brazos para que os bendiga y os dé su paz. Que la paz de mi Hijo Jesús esté con todos vosotros siempre. A mis hijos de Itapiranga les digo: orad, orad mucho, porque Satanás está tratando de reinar en vuestras familias, causando intrigas y discordia porque rezan demasiado poco.

Escuchad mis súplicas, mis pequeños: son muy serias. Vivid en el amor y la paz de mi Hijo Jesús. Desde aquí en Itapiranga, os bendigo a todos vosotros y a todos mis hijos en Brasil y en todo el mundo. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!