sábado, 16 de julio de 2011

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber - Fiesta de Nuestra Señora del Carmen

¡La paz esté con ustedes!

Mis amados hijos, vengo del cielo para guiarlos a Jesús. Mi Divino Hijo es el Dios de la Paz. Sean mis hijos para que posean plenamente su paz. La paz de Dios reside solo en la vida de aquellos que son humildes y obedientes ante el Señor. Sean obedientes a mis llamados, sean obedientes a aquellos que Dios instituye en su Iglesia para guiarlos y dirigirlos.

Oren para entender mis llamados como una Madre. Ya les he dado muchos mensajes. Vivanlos. Vivanlos, para que algún día merezcan la vida eterna.

Dios desea ardientemente su regreso a Él. Dejen el mundo y la vida de pecado, sabiendo cómo renunciar cada día a aquello a lo que están demasiado apegados, para pertenecer a Dios. No se aferren a nada de este mundo, porque todo destruye, corroe y termina. No quieran tener solo lo que pueden tomar con sus manos hoy, sino traten de tener aquello que durará para la vida eterna: amor, vida plena y renovada en Dios, su paz, su luz, y todo lo que Él desea darles a través de su palabra, su sangre y su cuerpo precioso compartido y recibido en cada Santa Misa. Dios desea darles la vida eterna. La vida eterna dura para siempre, pero el mundo no. Regresen, regresen a Dios. Los amo y los bendigo: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Nuestra Señora tenía al Niño Jesús en sus brazos y vino acompañada también por San Gabriel y San Rafael. Hoy marca diez años desde la primera aparición de la Sagrada Familia en la Iglesia de Sciacca-Italia, cuando se me pidió que se hiciera el escapulario de San José. Han pasado diez años. Diez años de gracias y bendiciones concedidas por Dios a todos aquellos que honran el Corazón Santísimo de San José como Él desea. El Escapulario de San José es la medicina que Dios concede a la humanidad para ayudar a los hombres a ser más puros y santos. El Escapulario los defiende contra tentaciones impuras, contra la prostitución, contra el adulterio y los pecados que destruyen la santidad de un alma y la dignidad de una familia. Aquellos que lo usen recibirán grandes gracias del Corazón de San José para que vivan una vida justa, casta y santa a los ojos de Dios, aprendiendo a imitar las virtudes de San José. A los ojos de los hombres esto parece imposible. ¿Cómo puede un escapulario obtener todo esto del Buen Dios? Pero recordemos que para Dios nada es imposible y si Él mismo fue quien nos pidió que honráramos a San José de esta manera, es porque desea sanar a la humanidad herida y magullada en las raíces del alma, que ha perdido la verdadera imagen y semejanza de Dios, pura y santa, al pecar y hundirse en el lodo de los pecados carnales. Dios desea sanarnos y salvarnos, por lo que no debemos cuestionar los remedios y medios que utiliza para este propósito, porque todo lo que hace es santo y para el bien de todos sus hijos.