Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
martes, 8 de mayo de 2012
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Comune di Vigolo, BG, Italia

¡Mi paz sea con ustedes!
Soy la Paz y mi paz les doy. Soy el Amor y deseo sanar las heridas de sus almas. Quiero aliviar sus dolores y ser quien les da consuelo y alegría.
Si me lo permiten, les daré el agua viva que sacia la sed de su alma. No busquen las ilusiones del mundo que solo les traen dolor y sufrimiento. Busquen mis palabras de vida eterna que abrirán las puertas a mi reino de amor y paz.
Mi Madre es la Reina del Rosario y de la Paz, y la envío entre ustedes para iluminarlos, ayudarlos y consolarlos. Deseo que las palabras de mi Madre sean escuchadas, vividas y difundidas a todos los que necesiten mi gracia.
Hijos, mi Madre suplica incansablemente ante mi Trono por ustedes y por el mundo. Me ha pedido algunos lugares para actuar e intervenir por la salvación del mundo: Itapiranga y Vigolo son estos lugares. ¿Entienden la gracia que mi Madre ha obtenido para ustedes y para el mundo?
Abran sus corazones. Crean, oren, tengan fe, para que puedan abrir sus mentes y puedan presenciar las maravillas del cielo a sus hermanos y hermanas a la luz del Espíritu Santo. Oren como mi Madre les pidió. Quien ora como mi Madre tanto rogó y solicitó, alegra mi Sagrado Corazón.
La oración es preciosa y santa, porque es su encuentro con el Rey del Amor y la Paz. Los amo y los bendigo con una bendición especial. Tengan un corazón simple y humilde ante mí, y solo entonces tendrán éxito en hacer mi voluntad en la tierra.
Regresen a sus hogares con mi bendición: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
Nuestro Señor vino esta noche, con su Santísima Madre. Ambos estaban felices con la presencia de los que estaban presentes en la aparición. Entendí que Jesús quería enseñarnos que, así como todos estaban en la Iglesia para adorarlo en el Santísimo Sacramento, que su amor inmenso e infinito nos estaba concediendo la gracia de continuar este sublime momento, ahora ante Él, a través del extraordinario carisma, concedido por la gracia del Espíritu Santo. El Señor rico en misericordia es uno. Así, podemos entender que Jesús quiere hacernos comprender que Él está vivo y presente en la Eucaristía, así como lo estaba viendo en el momento de la aparición. Nos educa en la fe, con la ayuda de su gracia. Pero Jesús nos pide que oremos, como su Santísima Madre nos rogó en sus muchos mensajes, para que podamos comprender lo efectivo que es como medio para obtener las gracias del cielo. Para que nuestra oración tenga valor ante sus ojos debemos tener un corazón simple y humilde, abriéndolo a Él a través de la oración y la fe.
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