miércoles, 16 de mayo de 2012

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Trieste, Italia

¡Paz, mis queridos hijos!

Yo, vuestra Madre Celestial, os invito a la oración y a la conversión. Rezad, rezad, rezad mucho el santo rosario por la paz y por el bien del mundo.

Hijos míos, estoy aquí para bendeciros y para aliviar vuestros dolores. Creed. ¡Tened fe! Dios está con vosotros y Yo también estoy con vosotros.

Os amo y os doy mi Corazón de Madre, y también os pido: dad a mi Hijo Jesús vuestros corazones.

Gracias por vuestra presencia aquí esta noche. Tened gran amor los unos por los otros, para que podáis siempre vivir unidos al Corazón de mi Hijo Jesús, porque Él es amor.

Hijos míos, acoger mis mensajes en vuestras vidas, pues mi Hijo desea concederos grandes gracias. Rezad por el mundo. Muchos de mis hijos están en peligro de

Muchos de mis hijos están en peligro de perderse eternamente porque no rezan, no reciben los sacramentos, y no quieren abandonar su vida de pecado.

Abandonad el pecado, porque el pecado os lleva al infierno. Abrid vuestros corazones a Dios y Él os dará la paz. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

La Santísima Madre vino esta noche a invitarnos a rezar por la paz y por el mundo. La oración es sagrada, preciosa y poderosa. Y la oración que la Virgen Santa nos recomienda tanto es el santo rosario rezado con fe, con amor y con el corazón.

Si nos detenemos un momento a meditar sobre sus palabras y sus enseñanzas, veremos que el camino trazado por la Bienaventurada Madre es un camino espiritual que nos ayudará a

dar grandes pasos hacia la santidad. Nuestra Señora nos está guiando por este camino. Es un camino doloroso, lleno de espinas, de dolores y lágrimas, pero Ella viene a consolarnos y a aliviar nuestros sufrimientos. Una madre nunca abandona a su hijo que está sufriendo y derramando lágrimas, sino que, por el contrario, está siempre cerca de él, a su lado para consolarlo.

Para tener la fuerza y el coraje de soportar las pruebas de la vida Ella nos pide que creamos y tengamos fe en Dios, que está siempre con nosotros y nunca nos abandona, así como Ella tampoco nos abandona y no nos deja solos. Nos da su Corazón como refugio y su amor, pero también nos pide que demos nuestros corazones a su Hijo que es la fuente de la verdadera vida.

Luego, inmediatamente después nos dice "Acoger mis mensajes en vuestras vidas, pues mi Hijo desea concederos grandes gracias" . ¿Cómo acoger sus llamados? Ciertamente, debemos comenzar a vivirlos de una manera siempre nueva renovando nuestros buenos propósitos para la conversión y el cambio de vida. Debemos acoger los llamados de Nuestra Señora no porque recibiremos gracias del cielo a cambio, sino, en primer lugar, porque amamos a Dios y queremos servirle, haciendo conocer su amor a todos los hombres. Jesús en la palabra ya nos dijo antes "buscad el reino de Dios y todo lo demás se os dará además". Ahora entonces entenderemos que el Señor es generoso y misericordioso con los que le aman y buscan dar testimonio del reino de Dios a sus hermanos y hermanas. Cuanto más hagamos esto más el Señor nos llenará con su amor y bendición, ayudándonos con el testimonio de nuestras vidas a convertirnos y santificarnos en su gracia.

Debemos abandonar el pecado, esta es su advertencia, porque el pecado mata y nos lleva al infierno. Pero la oración y los sacramentos nos llevan al Corazón de Cristo.