martes, 25 de enero de 2005

Mensaje del Corazón Más Amoroso de San José

Aparición en la Casa del Vidente Marcos Tadeu

(Marcos): San José, dignate dar tu mensaje a tus hijos. Guíalos, entrénalos, edúcalos, corrígelos e ilumina sus almas.

(San José): Mis amados, anoten lo que estoy a punto de decir y comuníquenlo a mis hijos para que todos conozcan aún más mi misericordia y mi tristeza por los pecados del mundo.

"Mi corazón se aflige cada vez más por el destino de la humanidad. Meses y años pasan rápidamente y la humanidad continúa desobedeciendo nuestros mensajes. Nuestros corazones se llenan de dolor por los pecados de desobediencia de esta humanidad pervertida y rebelde a nuestros mensajes.

Si la humanidad hubiera obedecido los mensajes de La Salette, Lourdes, Fátima, Garabandal, Heede y los demás, el mundo no estaría en esta terrible situación.

La última esperanza de los Corazones de Jesús y María son estas apariciones aquí. Esperan que los apóstoles de tiempos recientes salgan de aquí y difundan sus mensajes a todo el mundo. Esperan encontrar aquí las laboriosas abejas que siempre han soñado, abejas que rezan y trabajan sin cesar por la causa de sus mensajes.

Si esto no sucede aquí, se rendirán y el Padre Eterno abandonará el mundo a la furia del castigo y del mal, a quien la humanidad impone obediencia por su forma actual de vivir.

Si aquí la esperanza de los Corazones de Jesús y María se ve frustrada, ¡pueden esperar castigos mayores que el diluvio!

La humanidad aún no ha alcanzado la cima de su ruina y si nuestros mensajes no son obedecidos, se volverá aún peor de lo que es ahora.

No digo estas cosas con alegría, sino con tristeza al ver tantos mensajes desobedecidos y la humanidad avanzando a toda velocidad por el camino que conduce primero a su destrucción y muerte y luego al Infierno.

Mis ojos están desgarrados con lágrimas de sangre al ver que la desobediencia a nuestros mensajes se ha convertido en la regla de vida para los católicos y la humanidad en general. Mi corazón está herido por una espada al ver que en ninguna parte los Corazones de Jesús y María encuentran bondad, obediencia y colaboración.

No hay almas que quieran llevar la cruz con Jesús y la Santísima Virgen, no hay almas que quieran ayudarles en su misión de convertir el mundo.

Ha llegado la hora de los apóstoles de tiempos recientes, su tiempo ha llegado, mis hijos, ¡levántense apóstoles! ¡Adelante! Anuncien a todos los pueblos, a todas las almas nuestros mensajes, porque solo ellos pueden transformar y salvar este mundo malvado y cruel.

¡Sean los apóstoles que buscamos! Mi corazón los seguirá y los guardará con mi gracia y luz.

Si hacen esto, nuestros corazones triunfarán y el mundo conocerá la edad del amor, la bondad y la paz. Continúen rezando mi hora cada domingo, porque a través de ella les daré muchas gracias y salvaré a sus familias!

A todos hoy les bendigo".