Marcos. YO, MURIEL, te bendigo a ti y a todos los verdaderos obedientes de la MADRE DE DIOS!
Deja las cosas del mundo y sé totalmente del SEÑOR y tus almas sentirán una paz desconocida hasta ahora!
Sabes que aquellos que abandonan las ilusiones del mundo serán recompensados por el SEÑOR con la Felicidad y Gloria Eternas.
Las Glorias del mundo no son para ti! Sigue el camino de la oración, la penitencia, el amor y el desprecio por vosotros mismos.
¡Rezo sin cesar por todos vosotros! Permanece en la paz del SEÑOR".