Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

lunes, 18 de agosto de 2008

Dios Padre habla a Su hija María a través de Su instrumento Ana después de la comunión y la unción de los enfermos.

 

Gracias, queridísimo padre, por habernos escuchado y por no dejarnos solos. Sé que a menudo tenemos muy poca confianza. Siempre estás ahí. En nuestros corazones reside la Trinidad. Has construido Tu templo en Tu hija María y por esto te agradecemos.

El Padre Celestial ahora habla: Yo, el Padre Celestial, hablo en este momento a través de Mi hija dispuesta, humilde y obediente e instrumento Ana. Ella es enteramente Mía, y cada palabra que dice proviene de Mí.

¿Crees, Mi amada hija María, que no cumpliré Mi promesa? Por supuesto que quiero cobrarla. He esperado tus peticiones más sinceras. Sí, suplica, ¡porque el tiempo se acerca! Estás rodeada de la Luz Celestial. Tú, Mi hija, eres toda Mía y en ti sufro los mayores tormentos. Los sufro por aquellos que no quieren seguir mi camino.

Este plan Lo he ideado para ti. Te he elegido como el alma del arrepentimiento, y Lo he hecho durante mucho tiempo. ¿Recuerdas que una vez Me prometiste ser esa alma de arrepentimiento? Te pregunto, ¿todavía quieres ser esa alma hoy? Sé que será muy difícil y pedregoso para ti, pero te llevaré a través de todas las dificultades, dolores e incomodidades. Soy el padre amoroso y no te impondré más de lo que puedas soportar. ¡Rógamelo! ¡Haz todo una y otra vez! Dime: "Padre, como quieras. Sí, padre, como quieras. No te entiendo, pero Mi confianza en ti está ahí. Actúa como quieras en mí y conmigo."

Mi amada hija, te apoyo a diario. Estoy tan cerca de ti, tan cerca como nunca lo he estado en la Trinidad. La Rosa Mística está contigo. Te toma en sus brazos una y otra vez, entonces, cuando se vuelve demasiado pesado para ti. Siéntelo, porque no son poderes humanos los que te guían y te dirigen, sino poderes celestiales los que te llevan. Eres toda Mía, y una y otra vez escucha el plan, a mi plan celestial. No te dejaré solo. Te enviaré personas, como antes de la operación. Siempre lo sé todo y no permitiré nada que te dañe. Cada médico, cada ayuda que se te da proviene de Mí. Confía más profundamente, y deseo que sigas Mis pasos una y otra vez por completo.

Fortaleceré a tu hombre. ¿Crees que tiene este poder que posee por sí mismo? No, es de Mí, de Mí, su Padre Celestial. Aquí en esta casa vivo. He preparado todo para este tiempo para ti. Pronto reconocerás lo que significa ser guiado y dirigido por mí en esta grave enfermedad.

Conduce a la salvación, Mi hija, no solo para ti, para tu hijo, para tu hija. ¿Deben ir a la ruina? Sin tu sufrimiento, sin tu arrepentimiento, irían a la condenación eterna y no serían salvados. Eres el alma que he concebido para salvarlos, porque quiero salvar a toda tu familia. Sufre, ora y di una y otra vez: "Sí, Padre, como quieras, no como yo quiero. Confío en ti, pero no te entiendo. No quiero indagar en nada, quiero aceptarlo como Lo has pretendido para mí."

Te amo, Mi hija, sin límites, aunque no lo entenderás. Solo estos sufrimientos son los mayores sufrimientos de amor que puedo exigir jamás a un ser humano. Son las mayores gracias. Ni siquiera las oraciones pueden reemplazar estas enfermedades. En la enfermedad, una persona es indefensa y pequeña. Y yo tomo esta indefensión para mí. Estas son las mayores gracias que fluyen de ella, y estas gracias yo, el Padre Celestial en la Trinidad, las hago fructíferas.

Tu madre está contigo. Una y otra vez Rosa Mística pide que puedas soportarlo. Lo soportarás. No te relajarás en esta enfermedad. Lo superarás. Y en este "sí padre" te fortaleceré constantemente y sentirás mi poder y ya no tu poder.

¡Aguanta! ¡Sé valiente y fuerte! No dejes entrar a nadie en tu casa que esté conectado con el modernismo, porque el maligno es astuto, muy astuto y ni siquiera lo sentirás. Sigue Mis pasos, y nadie más entrará en esta casa sino solo el buen espíritu, Yo Mismo. ¿Me concederás este deseo? Me dolió mucho que un sacerdote modernista aquí en tu casa quisiera influirte, pero yo estuve allí. No he causado que el malvado se detuviera en ti. Te he protegido y seguiré protegiéndote, y el Santo Arcángel Miguel mantendrá todo el mal lejos de esta casa y de esta morada en el futuro.

Y ahora te bendigo especialmente, Mi amada hija, con tu esposo, a quien también se le dan estas fuerzas en la Trinidad, con la querida Rosa Mística, todos los ángeles y santos y tu amado Padre Pío, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Alabado sea sin fin, Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.

Gracias, queridísimo padre, gracias por venir después de todo, por no dejarnos solos. Ya estaba desesperada. Perdóname, perdóname la inquietud y perdóname que no haya desarrollado suficiente confianza en Ti. Mi confianza se volverá más profunda y mi amor crecerá como en todos nosotros. Gracias.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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