Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU

 

domingo, 24 de marzo de 2019

Capilla de la Adoración

 

Queridísimo Jesús, siempre presente en el Santísimo Sacramento, toda alabanza, honor y gloria para Ti, oh Señor Jesucristo. Gracias por Tu presencia aquí y por la Santa Misa y la Santa Comunión de esta mañana. Jesús, gracias por el don de Tu Santa Iglesia Apostólica al mundo. Gracias por los muchos sacerdotes santos que Te aman y Te siguen y que nos conducen a Ti enseñándonos y trayéndonos los Sacramentos. Jesús, por favor, ayuda a las almas de los sacerdotes tan necesitadas de conversión, arrepentimiento y curación. Ayuda a todos los que han sido dañados por sacerdotes que no venían de Ti. Sana a todos los que están heridos, profundamente Señor. Purifica nuestra Iglesia, Tu Iglesia. Señor, sé que prometiste estar con nosotros hasta el fin del mundo y por eso la Iglesia está confiada a Ti. Somos Tu Iglesia, Jesús. Estamos encomendados a Ti. Llévanos a Tu reino celestial, Señor, pero no sin antes vivir cada momento del resto de nuestras vidas para Ti. Jesús, que mi vida sea vivida cada momento, en y para Tu divina, bondadosa, misericordiosa y perfecta Voluntad. Ayúdame a vivir y morir por Tu Reino, Jesús. Úneme a Tu Sagrado y Misericordioso Corazón para que esté siempre presente a Ti, el Único, verdadero, santo y eterno Señor. Tú estás en todas partes, Señor, y por eso sé que estás conmigo, pero puedo distraerme tanto que parecería que mi mente está en otros cien lugares. Jesús, ayúdame a centrarme en Ti. Tú a mi lado, delante de mí, detrás de mí y encima de mí. Que siempre, Jesús, sea consciente de Tu presencia para estar presente para Ti.

Señor, la madre de mi amigo (nombre oculto) está gravemente enferma. Ha sufrido muchísimo durante muchos años. Jesús, estoy segura de que el corazón de (nombre oculto) se está rompiendo. Por favor, Señor. Si es Tu Santa Voluntad, cura a su madre. Si no es Tu Voluntad, por favor, no permitas que sufra mucho más. Dale fuerza a (nombre oculto), Jesús. Ayúdala a sentir Tu paz, Tu consuelo en su alma. Es una hija tan buena, Jesús. Ha sacrificado mucho por amor a su madre y sé que lo haría todo de nuevo por un día más con ella, pero Jesús dale días de paz. Dale tiempo con su madre que sean buenos y benditos recuerdos. Devuélvele la salud como sólo Tú puedes hacerlo. Si decides no hacerlo en la tierra, llévala a Tu Reino en el Cielo, donde gozará de perfecta salud y estará unida a Ti en todos los sentidos. Señor, consuela a (nombre oculto). Dale Tu paz y devuélvele la alegría. Te amo, Señor. Confío en Ti, Jesús. Lo que Tú decidas es siempre para nuestro bien. Gracias, Señor. Te alabo, Jesús.

Señor, te pido la curación de todos los que están enfermos. Te encomiendo a (nombres no revelados) y a todos los que están alejados de la Iglesia. Por favor, guíalos de nuevo hacia Ti, mi Señor. Gracias por el don de la buena salud para (nombres ocultos). Señor, Tú eres la Palabra eterna y Tu Palabra hace realidad todo lo que Tú quieres. Lleva a los perdidos a casa, Jesús. Di la Palabra y así será.

Jesús, ¿tienes algo que decirme?

«Sí, hija mía. La paz sea contigo. Te doy Mi paz y comparto contigo Mi amor misericordioso. Gracias por tu sincera oración por (nombre oculto). Será bendecida al ciento por uno por su don de amor y fidelidad a su madre. Estoy con todos los que sufren de cerca, se den cuenta o no. Un día, todo se sabrá. Hija mía, hay muchísimas personas que sufren en el mundo en este tiempo. Muchos sufren a causa de las consecuencias de los pecados y de su orgullo rebelde. Muchos sufren por falta de amor, otros por mala salud, otros por problemas económicos. Sea cual sea la causa del sufrimiento, ofrecido a Dios por las almas, el sufrimiento puede convertirse en ocasión de grandes gracias. Estáis a punto de pisar el suelo de (lugar no revelado), donde Mi Madre viene como fuente de gracia y Madre de Misericordia, Reina de la paz. Te he invitado aquí una vez más, hija Mía, como a cada uno de los que estarán presentes en tu viaje. Una vez oíste que todos los que vienen a (lugar no revelado) han sido invitados personalmente por Mi Madre. Esto es cierto, corderita Mía. También es cierto que muchos de los que son invitados no aceptan la invitación. No es fácil dejar (nombres ocultos) y emprender el difícil viaje a una tierra extranjera. Hay sacrificios de por medio. Tampoco es fácil para Mi pequeño (nombre oculto). Conozco los sacrificios que cada uno de Mis hijos hace para estar cerca de Mi Madre. Mi Madre, también vuestra Madre, merece tales sacrificios, pues Ella fue la que más sacrificó de todos los seres puramente humanos. Lo sacrificó todo por amor a Mí y también por amor a vosotros. Sí, hijos míos, Ella estuvo llorando al pie de la cruz por amor a vosotros, incluso cuando Su corazón estaba tan roto que se partió en dos por el dolor punzante del amor a Mí. Venid, estad con esta hermosa Reina Madre Mía que comparto con vosotros. Ven a Ella y pídele que te eduque en el amor; el amor que Ella tiene por Su Hijo, tu Jesús. Ella te enseñará el amor heroico mejor que nadie, pues Ella es la maestra del amor. Tienes razón al llamar a Mi Espíritu Santo el amante de tu alma, pues Mi Espíritu lo es y Mi Espíritu, el Espíritu del Dios vivo, es el amante de las almas. Tengo sed de almas. Me dejé azotar y crucificar por amor a las almas y Mi Madre pura, santa e inocente no sólo observó, sino que participó como sólo Ella podía hacerlo, como la Inmaculada, la nueva Arca de la Alianza. Acércate a Ella como Ella se acercó a Su prima Isabel. Vosotros también iréis a la «región montañosa» en las montañas y tendréis vuestra propia visitación, hijos Míos. Asimilad cada momento y estad abiertos, abiertos de par en par a la gracia que he estado deseando daros. No os arrepentiréis de vuestros sacrificios, pues se derretirán y con el tiempo no serán más que alegría. Te llenarás de todo lo que necesites y entonces volverás al mundo con más gracias, más paz, más misericordia, alegría y amor para compartir con todos los que encuentres. Hija mía, cada persona, seas consciente o no, será cambiada por las gracias que fluyen a través de ti y que vienen de Mí a Mi Madre, pasando a través de Sus hermosas manos perfectas a vuestros débiles, pero abiertos corazones. Esta gracia, estas gracias os fortalecerán para los tiempos venideros y seréis Mis discípulos sabios, bellos, fuertes, pacíficos y amorosos de vuestro Jesús. Mi Madre seguirá formándoos. Agradeced este gran misterio de gracia. Estad presentes en cada momento. Habrá muchos momentos, acontecimientos que serán pequeñas colas del Cielo. El mundo diría que son coincidencias, pero tú sabrás que son señales del amor de Dios que se te da en esos momentos. Estad alerta, estad atentos y estad abiertos a Mi Santo Espíritu, el Esposo de la Inmaculada. Sí, habrá sacrificios y dificultades en tu peregrinación, pues es un microcosmos de la vida. Pero, habrá gran alegría y paz. No puede ser de otro modo. Me complace mucho que tú y todos los que van a rezar con Mi Madre en persona hagáis esta sabia elección. Bendigo a los que se quedan para hacer posible que vayáis. Ellos también recibirán muchas gracias por sus sacrificios. En estos tiempos, como en todos los tiempos, pero aún más ahora, necesito discípulos santos de amor. Como la necesidad es tan grande, y el mundo tan oscuro, inundo a las almas amorosas y abiertas con más gracias para superar lo que hay en el mundo. Yo, el amado Hijo de Dios y el Hijo del Hombre doy todo lo que se necesita. Ahora se necesita más, hijita Mía y por eso estos días piden gracias heroicas. Estos tiempos exigen un amor heroico. Yo soy el benefactor de todo lo que es bueno. Yo Soy sólo puedo dar lo que es bueno. Por tanto, no sólo quiero que todos aceptéis lo que tengo que daros para equiparos, sino también que creáis y vayáis un paso más allá de creer y lo anticipéis. Es decir, esperarlo. Se espera, porque se puede confiar en la bondad y el amor del dador. Por tanto, confía en Mí; espera en Mí, cree en Mí y acepta como un niño pequeño acepta el amor y la provisión de un padre bueno y bondadoso, todo lo necesario para vivir y amar. Yo os llevaré hasta Mi Madre para que Ella os enseñe en Su escuela de amor. Estáis en las manos más capaces y competentes. Al fin y al cabo, a Ella se le confió a Mí, el Dios Hombre, así que podéis ver que se le puede confiar en vosotros. Por tanto, no os preocupéis ni os angustiéis por nada, sino mantened la visita ante vosotros y decid: 'Quién soy yo para que la Madre de mi Señor me invite a visitarla'. »

Oh, Jesús. Esta es una analogía tan hermosa y sé que es más que una simple analogía porque Tú eres la Palabra. Lo que Tú dices es verdad y Tu Palabra hace que algo sea. Alabado seas, Señor Dios en las alturas. ¡Gracias por Tu misericordia y Tu bondad!

Jesús, (nombre no revelado) me ha pedido que rece por él en (lugar no revelado). Señor, tiene tanta responsabilidad sobre sus hombros. Sé que confía en Ti para resolverlo todo, pero aun así no le resulta fácil. Por favor, dale un poco de alivio, Jesús. Santos Apóstoles del Cielo, rezad por (nombre oculto) y por todos nuestros santos sacerdotes y Obispos. Necesitan mucha ayuda del Cielo. Jesús, danos la sabiduría para saber qué podemos hacer para ayudarles. Por favor, acompaña a (nombre oculto) mientras trabaja incansablemente por Tu Iglesia en (lugar oculto). Ayúdale, Jesús. Consuélale y dale muchas, muchas gracias. Ayuda a todos nuestros sacerdotes y a todos los religiosos, Jesús. Te amo, Señor, y te doy gracias por las oportunidades que me brindas a través de la voluntad y el apoyo de mi marido para hacer todo lo que Tú me pides y a través de mi santa y buena amiga (nombre no revelado), que me habló de esta peregrinación. Bendícela, Jesús, por su incansable y fiel trabajo para Ti. Es un alma tan querida y la quiero como a mi hermana. Gracias por mi hermosa (nombre oculto), que es mi dulce, sabia y cariñosa hija según mi corazón. Te ama, Señor, y ama a Tu Madre María. Jesús, es difícil para ella dejar a (nombre oculto) mientras estamos fuera. Ayuda a (nombre oculto), mientras estamos lejos, a crecer en el amor y la santidad. Dales gracias de alegría y paz, fuerza y valor, perseverancia y misericordia. Madre Santísima, visítales con gracias especiales por hacer posible que te visitemos. Gracias Señor por estar con nosotros en estos días tan difíciles. Contigo toda dificultad se convierte en alegría. Te amo, Jesús. Gracias por amarme.

«De nada, hija mía. Es para Mí un placer amar a Mis hijos y una gran alegría cuando ellos Me aman a cambio. Vete ahora en paz, hija mía. Mi hijo (nombre oculto) está ansioso por llevarte a casa para que puedas prepararte para tu partida. Te bendigo en nombre de Mi Padre y en nombre de Mi Espíritu Santo y en Mi nombre. Estate tranquilo, hijo mío. Yo estoy contigo».

Gracias, Jesús. Amén.

Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com

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