Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU
domingo, 24 de enero de 2021
Capilla de la Adoración

Hola mi queridísimo Jesús escondido en la Santísima Eucaristía. Creo, espero en Ti y te amo mi Señor, Dios y Rey. Gracias por la Misa y la Sagrada Comunión, Jesús y por la oportunidad de adorarte en esta hermosa iglesia. Alabado seas mi Señor. Señor, estoy muy agradecido por Tus bendiciones. Gracias por la visita de ayer. Fue bueno estar con nuestra familia. Bendice a nuestros hijos y nietos, Señor. Amamos a cada uno y rezamos por su salvación y para que un día estemos todos unidos en la fe. Rezo por todas las personas que no conocen el amor de Dios para que lo experimenten, Jesús. Por los que trabajan contra el Reino de Dios, para que se conviertan por Tu amor. Danos gracias para la conversión, Señor. Abrázanos fuertemente, Jesús, junto a Tu Sagrado Corazón. Acompáñame esta semana y en cada encuentro que tenga con los demás. Que sean un encuentro contigo, Jesús. Señor, sana a todos los enfermos, entre ellos a (nombres no revelados), y a todos los que padecen cáncer, insuficiencia renal, Alzheimer y demencia, trastornos neurológicos y Covid-19. Por favor, da a las personas y familias que cuidan de ellos gracias para resistir bajo una tremenda presión y fatiga. Renueva sus fuerzas con el poder de Tu amor. Protege a nuestro país y purifícalo, Señor.
Jesús, ¿tienes algo que decirme hoy?
«Hija mía, hija mía, ahora hablo a Mis Hijos de la Luz a través de muchos mensajeros. En estos días, empleo los medios necesarios para que todos sepan de Mí y de lo que planeo. Se acerca el final de esta era y comenzará la nueva. En este tiempo de transición hay mucha agitación. El maligno sabe que tiene los días contados, corderito Mío. En consecuencia, está obrando mucho mal. Distrae a Mis hijos con asuntos y causas que parecen valer la pena, pero no lo son. Es difícil para la humanidad, especialmente en el mundo occidental, saber lo que quiero decir con «que valen la pena». Pensad ahora en todo en términos de salvación y de Mi Reino. Preguntaos: «¿Se trata de una cuestión de salvación?» y, si no lo es, no os dejéis distraer. Hija Mía, te recuerdo a ti y a todos Mis hijos que ya he triunfado sobre el pecado y la muerte. Todos los que Me siguen, guardan Mis Mandamientos y Me aman de verdad, también lo harán. Por tanto, ten paz. No temáis. Esto no significa (al estar en paz) que no te preocupe el mal que te rodea. Es muy preocupante, me doy cuenta de ello. Llevad todas vuestras preocupaciones a la oración. Traédmelas, hijos Míos. Pedid a los santos y a los ángeles que intercedan por vosotros. Rezad, rezad, rezad y, al mismo tiempo, amad. Compartid con ellos, Mis pequeños, compartid vuestras necesidades y no contéis el coste».
«Hija mía, estás muy preocupada por tu país. De nuevo te digo que estoy contigo. Las cosas empeorarán antes de mejorar. Prepárate. Haz todo lo que puedas para preparar a los que Yo te envíe. Todo saldrá bien, hija Mía, pero pon tu atención en los preparativos finales. Hazlo ahora que aún hay tiempo. Ultima los paquetes de evangelización y el material. Recuerda los primeros días de la Iglesia. Mis discípulos instruían a los nuevos creyentes. Vosotros también lo haréis. Acogeréis a la gente en vuestros hogares incluso antes de que Yo los envíe en gran número. Formad estrechas conexiones familiares y redes con vuestros hermanos y hermanas en Cristo. Esto te ayudará a prepararte para las batallas espirituales que se avecinan. Hija Mía, tú y Mi hijo debéis terminar los preparativos en vuestro propio hogar. Haced lo que podáis y dejad que Yo haga el resto. Hija Mía, no te sientas abrumada. Haz lo que puedas cada día. Planifica lo necesario y determina cómo llevarlo a cabo. Tú sabes lo que hay que hacer. Yo te guiaré y dirigiré como lo he hecho todos estos años. Confía en Mi hijo (nombre oculto). Él tiene todas las habilidades necesarias para planificar y organizar el trabajo. Con el tiempo, enviaré a gente para ayudar, pero no esperes hasta entonces. Haz lo que puedas ahora. Solicita ayuda a los miembros de tu familia. Confía en Mí. Todo irá bien. Continuemos. Ya habéis logrado mucho, Mis pequeños. Centraos en las tareas que tenéis entre manos. Todavía hay proyectos que completar. Hija Mía, estoy trabajando entre bastidores para ayudarte en tus planes de construcción. No te rindas cuando las cosas parezcan sombrías. Las cosas no siempre son como parecen. Confía en Mí. Consagra de nuevo este proyecto a la Sagrada Familia. Tened confianza, hijos Míos. Os pido mucho, pero daos cuenta de que esto significa que también os doto de mucha gracia. Resistid a la tentación de entregaros a la duda y a la preocupación. Yo soy el Dios de la Victoria. Se libran muchas batallas antes de poder declarar la victoria. Recordad que Yo ya he ganado la victoria y Mis hijos deben seguir luchando en el ámbito espiritual mediante la oración, el ayuno, las buenas obras, la caridad, la frecuentación de los Sacramentos, la lectura de la Sagrada Escritura y la vida en familia y con los amigos. Da siempre un buen ejemplo a tus hijos y nietos. Sé alegre en la oración y en todo lo que hagas para darles confianza en el amor del Señor. Servir al Señor debe ser una tarea gozosa. Si no tienes alegría, reza para obtener esta gracia. Desecha el miedo y céntrate en confiar en Mí. Si confiaras plenamente en Mí, tendrías mayor paz y alegría».
«Amaos los unos a los otros. Cada persona de tu vida ha sido cuidadosamente colocada allí por Dios. Trataos con gran cuidado y respeto (a cada persona). Yo trabajo a través de vosotros, hijos Míos. Es un dar y recibir amor mutuo. Mientras una persona da amor, también está recibiendo gracia. Habéis oído la expresión que suele decir la gente cuando ha hecho una buena obra por otra; que siente que ha sido ella la bendecida. Es un dar y recibir mutuo. Hacedlo todo con amor a Jesús, hijos Míos. Mis discípulos no han mostrado al mundo suficiente amor y alegría. Si lo hubieran hecho, el mundo entero ya se habría convertido. Estad alegres, hijos Míos, incluso en medio de un gran sufrimiento puede haber una gran alegría. Esto no tiene sentido en términos mundanos, pero en la vida espiritual es una realidad. Recordad esto: si Dios está a mi favor, ¿quién puede estar en mi contra? Nadie, hijos míos, salvo el maligno. Pero entonces, ¡qué importa, pues tenéis al Señor Dios! Tened buen ánimo. Centraos en Mí. Rezad para estar en Mi Voluntad. Hagámoslo todo juntos. Invitadme a vuestras vidas y a vuestros hogares. Invitadme a vuestro trabajo y al tiempo que pasáis con vuestras familias y amigos. Os amo. Os bendigo en el nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en el nombre de Mi Espíritu Santo. Id en paz y en Mi amor.
Gracias, Jesús. Amén.
Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com
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