miércoles, 17 de enero de 2024

El Ángel me lleva a Medjugorje - Por segunda vez

Mensaje a Valentina Papagna en Sidney, Australia, el 23 de noviembre de 2023

Este mensaje fue recibido el 23 de noviembre de 2023 y no ha sido publicado anteriormente.

Por la mañana, mientras rezaba, vino el ángel. Sonreía y estaba muy contento. Me dijo: «Ven conmigo. ¿Adivina adónde vamos? Vamos a Medjugorje».

Sorprendida y feliz, dije: «¿Otra vez Medjugorje?».

De repente, nos encontramos cerca de la Iglesia de Santiago. Pude ver a mucha gente fuera: algunos sentados, otros caminando y otros de pie. Al principio pensé que eran personas vivas.

Entonces el ángel dijo: «Todos ellos son almas. Puedes compartir con ellas y hablar con ellas».

Había un grupo de señoras y se acercaron. Una señora dijo: «Lo siento mucho. He venido varias veces a Medjugorje (en peregrinación), pero nunca pedí ni pregunté a la Virgen por qué había venido aquí. Era demasiado orgullosa y tímida para pedirlo. Por eso sigo viniendo ahora. ¿Puedes ayudarme, por favor?».

Le dije: «Ésa era la oportunidad perfecta, mientras estabas en la Iglesia, podías haber pedido a Nuestro Señor que te curara. A Nuestro Señor no le importa que se lo pidas. No deberías haber sido demasiado orgulloso para pedírselo. Por eso viniste a la peregrinación».

Ella respondió: «No, no confié ni creí que la curación pudiera llegar en este lugar, y a causa de mi mala salud, fallecí. Así que ahora estoy aquí, y sigo viniendo, y me arrepiento de no habérselo pedido a Él».

De nuevo le dije: «Deberías habérselo pedido cuando estabas en la Iglesia».

Ella dijo: «No tuve suficiente valor, y temí que Él no me escuchara».

«Oh, sí, Él me escucharía», le dije.

Estaba allí hablando con ella, y no muy lejos a mi izquierda estaba la Iglesia de Santiago. Le dije: «Te ayudaré y rezaré por ti».

Entonces, apareció un hombre que parecía tener unos cincuenta años. También se acercó a mí, y me contó que, mientras vivió, tuvo cáncer de pulmón. También vino a Medjugorje en peregrinación.

Se lamentaba: «Estaba tan enfermo que no podía respirar. Salí de Medjugorje igual que cuando llegué, igual, no me pasó nada».

Le pregunté: «¿Pediste la curación?».

«La verdad es que no. Pensé que mi presencia allí me curaría».

De repente, el ángel me trajo un platito de agua bendita. Mojé la mano en el agua y le froté ligeramente un poco en el pecho y luego en la espalda, mojándole con ella.

Su alma aún arrastraba la enfermedad de la culpa, por lo que no hizo bien mientras vivía. No estaba en paz porque no confiaba en que Dios le curaría.

Mientras le frotaba el agua bendita en el pecho y la espalda, miré al Cielo y recé la siguiente oración:

Que el Señor Jesús te cure de todas tus culpas y enfermedades

Y que, por Su misericordia y amor, te lleve a Su hogar celestial.

Descansa en paz

Después de rezar esta oración, parecía mucho más feliz. Dijo: «Ahora me siento muy bien. Me siento en paz. Siento que he vuelto a nacer».

Pensé: 'Nunca supe que tenía esta gracia para curar'.

El Señor Jesús me dio la gracia de curarle espiritualmente. Eso no significa que estuviera curado del cáncer, porque ya había muerto con él. Fue curado espiritualmente de la culpa que sufría.

Había muchas otras almas con historias similares, caminando o de pie alrededor de la Iglesia. Mientras vivían, venían a Medjugorje con enfermedades, pero no confiaban en que Dios pudiera curarlas. Después de morir, les dijeron que si tan sólo hubieran pedido la curación cuando estaban en la Iglesia, podrían haber recuperado la salud. Nuestro Señor y la Santísima Madre les habrían curado.

Yo les decía a las almas: «Incluso podríais haber mirado al cielo y haber pedido a Jesús que os curara; Él os curaría. A Él le gusta que le hables».

Por eso estas almas siguen viniendo a Medjugorje, y esperan allí a que alguien las libere.

Después, en la Iglesia, ofrecí todas estas almas santas a nuestro Señor en la Santa Misa.

Origen: ➥ valentina-sydneyseer.com.au