Mensajes de diversas orígenes

 

lunes, 22 de enero de 2024

Reunión del Grupo de Oración para Navidad

Mensaje de Nuestra Señora Reina a Valentina Papagna en Sidney, Australia, el 8 de enero de 2023

 

Ayer nos reunimos en casa de Eric para rezar el Rosario del Cenáculo y compartir la celebración de la Navidad. Veronique dirigió las oraciones y ofreció el rosario por las intenciones de nuestra Santísima Madre, que es lo que pide la Virgen cada vez que rezamos el Rosario del Cenáculo.

Esta mañana, mientras rezaba el Ángelus, se me apareció la Virgen. Sonriendo, me dijo: «Vengo a daros las gracias, hijos míos, por haberos reunido en un grupo más pequeño que el habitual del Cenáculo. Fue bueno que ofrecierais vuestras oraciones por Mis intenciones, que tanto necesito ahora, en este tiempo, cuando hay tanto mal en el mundo: por los necesitados y por la protección contra el mal.»

«Mis mensajes son ignorados y no se toman en serio. Mi súplica para el mundo es que se convierta y se arrepienta. Incluso vosotros, hijos Míos, que me sois muy devotos, tomáis Mis mensajes muy a la ligera. Os dejasteis llevar por vuestras conversaciones: era más una reunión social que un grupo de oración. Deberíais ser más espirituales en vuestras reuniones. Valentina, hija Mía, ayer no pude comunicarme contigo. Había mucho ruido».

«¿Sabes lo que deseaba mientras estabas en casa de Eric? Que el grupo se reuniera en torno a Mí y se hiciera una foto Conmigo».

Nuestra Madre Santísima me mostró en una visión dónde quería que nos pusiéramos de pie y en cuclillas delante de su estatua, que estaba sobre una mesa bellamente preparada. Ella dijo: «Habríais sido abrazados por la Luz Celestial, pero lamentablemente os lo perdisteis».

Sonriendo, dijo: «En cuanto a ti, Valentina, si hubieras puesto ambas manos en el borde del altar, habrías experimentado algo maravilloso». Mientras la Santísima Madre me decía esto, pude ver en una visión los dedos de mis dos manos colocados en el borde de la mesa.

Dije: «Oh, Madre Santísima, sentí en mi corazón poner las manos sobre el altar, pero no me pareció correcto hacerlo».

Lamentablemente, como grupo, nos perdimos las gracias del Cielo que se nos estaban concediendo en aquel preciso momento.

Madre Santísima, siento mucho que nos dejáramos llevar por la conversación y no fuéramos obedientes a ti y a la Santa Voluntad de Dios

Origen: ➥ valentina-sydneyseer.com.au

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