Mensajes de diversas orígenes

 

viernes, 5 de abril de 2024

Permanece en Mí

Mensaje de Nuestro Señor Jesús y Dios Padre a Sor Amapola en el Cerro Tepeyac, México del 3 de Abril de 2024

 

Escribe que Yo Vengo pronto

Para revestir a Mi Ejército con Mi Gracia y Mi Poder. Para grabar Mi Rostro en el corazón de Mis soldados y Mi Nombre en todo su ser - la armadura Real para poder resistir la embestida del enemigo, que cada día atacará con mayor sutileza y mayor soberbia.

Con mayor sutileza, pues cuanto mayor es la Verdad que distorsiona, mayor es el engaño que logra[1].

Por eso, hijos, os pido que Me miréis y que Me escuchéis sólo a Mí. Sólo a vuestro Jesús. Que repitáis Mi Nombre -Jesús- sin cesar[2] Que os convirtáis en niños pequeños en vuestra total confianza y abandono en Mí.

Sólo así podréis resistir la sutileza del Engañador, de la Serpiente Antigua, que no cesa de rodearos de pensamientos, argumentos y sentimientos que os distraen de Mí; que poco a poco os apartan de Mi Verdad y de Mi Voluntad, que son la Sencillez y la Humildad.

Con cuántos pensamientos os envuelve en soberbia y [progresivamente] os ciega a Mi Voluntad. Estad en guardia, hijos. Vuestros pensamientos son tan limitados como infinitos son los Míos.

Ancla tu pensamiento en Mi Voluntad. Atadlo a Mi Voluntad mediante la santa Humildad y vuestra confianza en Mí.

Soy Yo Quien Os Da Luz.

Sólo Yo, Hijos.

Yo Soy la Luz. No Hay Otra.

Sólo Yo.

Considera lo que le ocurrió a Lucifer, el que fue llamado y creado para ser «portador de luz», de Mi Luz. Ved cómo, a través del orgullo que le consume, deseó ser la luz; se creyó la luz, y ved en qué terribles tinieblas se convirtió. Se inundó de tinieblas y se convirtió en las tinieblas mismas[3].

Este ser asqueroso te ofrece su «luz» - «luz» que siempre está envuelta en el orgullo y en el ansia de poder, de adulación, de tener y ser más. Orgullo y lujuria que se intensifican y se hacen más refinados a medida que se acercan a lo más profundo de tu ser: tu espíritu, tu voluntad.

Estad en guardia, hijos, contra los ataques más sutiles y peligrosos que envuelven vuestro espíritu.

Nuestro enemigo es peligroso, hijos.

Con qué sutileza Me tentó y Me atacó en el Huerto de los Olivos. A Mí, vuestro Jesús. Con qué sutileza os ataca y os atacará, envolviendo vuestros pensamientos y sentimientos con lógica satánica para separaros de la Voluntad de Nuestro Abba.

Repetid Mi Nombre, hijos, como Yo repetí el Nombre de Mi Padre y el vuestro, para resistir en la Hora terrible.

En Mi Nombre está contenido todo lo que necesitáis para vencer a Nuestro enemigo. Es la oración perfecta, hijos, porque Yo Mismo Estoy contenido en ella. [sonrisa]

En el torbellino de todo lo que os rodea, miradme a Mí. Decid Mi Nombre.

Sed como los niños, que miran a sus padres esperándolo todo de ellos: protección, ayuda, consuelo, Amor. Encontrarás todo en Nosotros si te vuelves pequeño como los niños.

Niños en espíritu - que Me permiten daros Mi Luz, Mi Gracia, Mi Guía.

Niños amados que Yo convierto en soldados incondicionales.

¿Deseáis luchar Conmigo?

Primero debéis hacer lo que Yo he hecho:

Me abandoné completamente en las manos de Mi Padre. Me confié completamente al cuidado de Mi Madre, la hermosa Reina del Cielo.

En la Cruz os di esta última enseñanza:

Mi Padre y Mi Madre.

Amor, Obediencia y abandono completo a Mi Padre y a la tuya.

Amor, Confianza y entrega total a Mi Madre y a los tuyos.

Os los di a ambos con Mi último esfuerzo, con las últimas gotas de Sangre que brotaron de Mi Corazón.

No hay otro camino, hijos.

Haced lo que Yo he hecho, para que podáis luchar Conmigo, a Mi lado, para reconquistar a vuestros hermanos y aplastar y vencer a la repugnante serpiente que lo ha corrompido todo.

A menos que os hagáis como niños pequeños, no podréis entrar en el Reino de los Cielos[4].

A menos que Me imitéis en vuestro abandono a Nuestro Abba, y os entreguéis a Mi Madre y a los vuestros, no podréis permanecer en pie en esta Hora tremenda que estáis a punto de vivir.

Miradme. Imitadme.

Y En Mí Lo Encontraréis Todo.

Sólo En Mí.

Sólo En Vuestro Jesús.

Os quiero, hijos.

[Ahora habla Dios Padre]

Vuestro Dios bendice vuestros esfuerzos. [Sonríe]

Veo cada movimiento de vuestros corazones, incluso el más pequeño, y os bendigo, os corrijo, os animo... para que cada día vuestros corazones latan más al unísono con el Mío.

Permaneced En Mí.

Siempre en Mí.

Vuestro Padre - vuestro Abba - que os ama, os bendice.

+

[1] Entiendo aquí que cuanto más se acerca una mentira a la Verdad, más difícil es reconocerla como mentira, y por eso es tan peligrosa. Una mentira evidente es fácil de reconocer y rechazar.

[2] Subraya en muchos escritos la importancia de decir Su Nombre: Jesús. Percibo que hay una enorme diferencia entre decir «Jesús» y decir «Cristo». «Cristo» es un título - Su título por excelencia, pero un título al fin y al cabo - “el Ungido”. Pero «Jesús» es Su Nombre Personal. Y percibo que vendrán algunos ataques muy sutiles con respecto al título «Cristo», y por eso nos hace ver ahora la gran importancia de decir Su Nombre, como protección.

[3] Me viene a la mente la imagen de un agujero negro en el espacio que absorbe toda la luz, sin dejar escapar nada de ella. Y su antítesis -el Espejo de Dios- María Santísima, que refleja Toda la Luz de Dios con absoluta generosidad, sin retener nada de ella para Sí.

[4] Mateo 18:3.

Origen: ➥ missionofdivinemercy.org

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