Mensajes de Jesús Buen Pastor a Enoc, Colombia
jueves, 19 de julio de 2012
¡Apresúrense, pequeños rebeldes, para que obtengan misericordia, porque los días de la justicia divina están a punto de comenzar!

PEQUEÑOS HIJOS MÍOS, QUE LA PAZ DEL ALTÍSIMO DIOS ESTÉ CON USTEDES Y MI PROTECCIÓN MATERNAL LES AYUDE SIEMPRE.
Hijitos, el pueblo de Dios pronto caminará por el desierto, el último golpe de misericordia ha comenzado a sonar. Apúrense pequeños rebeldes para que puedan obtener misericordia, porque los días de la justicia divina están a punto de comenzar. Pequeñuelos no quiero que se pierdan, abracen el llamado de esta Madre y permanezcan pronto al amor y la misericordia de Dios. El despertar de conciencia de mi Padre es el último llamado del cielo a la conversión. Vengan hijitos, ¿qué esperan para decir sí al Dios de la vida? Miren pequeñuelos, lo que está en juego es su vida, no sean tan tercos, despierten de una vez por todas y prepárense espiritualmente para este gran evento que está a punto de suceder. Recuerden que después de la advertencia y el milagro que se seguirán vendrá el tiempo de justicia divina donde ya no serán escuchados.
Mi Padre permitirá que mi adversario ponga a prueba a la humanidad y a los pequeñuelos; ustedes no saben lo que enfrentarán. Por eso, les pido que piensen nuevamente y vuelvan en sí para retomar el camino de salvación, porque si continúan como van, su alma se perderá para siempre. Toda la creación pasará por el horno purificador, porque para entrar a los nuevos cielos y nueva tierra tendrán que brillar como crisoles. La Jerusalén celestial es el mayor regalo que mi Padre tiene reservado para su pueblo fiel.
Mis pequeños rebeldes hijos míos, el cielo les espera; apresúrense no sea que lleguen tarde sin estar preparados. No quiero que se pierdan, los amo aún sabiendo que me desdeñan y disfrutan mi dolor maternal. A pesar de eso, todavía los amo con un amor tan grande que ninguna madre en la tierra puede darles. No me cansaré de interceder por ustedes esperando a que cambien su actitud pecaminosa y su retorno a los brazos del Padre y de esta Madre que les ama y no quiere perderlos. Adelante mis pequeñuelos, yo los espero, soy su refugio y abrigo, vengan tomen mi mano y los llevaré sanos y salvos hasta las puertas de la nueva creación. Su Madre María de Consuelo, refugio del pueblo de Dios.
Hijitos míos, hagan conocer mis mensajes.
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