jueves, 27 de septiembre de 2012

Llamado de San Miguel a la Humanidad.

¡Oh Mortales, no sigáis caminando en la oscuridad! No dejéis vuestra conversión para el último minuto porque podríais perder vuestras almas por el paso de la Justicia Divina!

Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria a Dios.

Dad gracias al Señor porque es bueno, pues su misericordia es eterna.

Que la paz del Todopoderoso esté con todos los hombres de buena voluntad. Semilla de Dios Altísimo, herencia de mi Señor, permaneced en el amor de nuestro amado y Santo Padre Yahweh. Hermanos, se acercan los días de vuestra liberación, no os canséis de alabar la gloria de Dios. El poder de la alabanza derrumba todas las fortalezas y os acerca a la misericordia de mi Padre. Pronto caerá la noche sobre la humanidad y son muy pocos quienes están listos con sus lámparas llenas de oración. ¡Oh mortales, no sigáis caminando en la oscuridad! No dejéis vuestra conversión para el último minuto porque podríais perder vuestras almas por el paso de la Justicia Divina!

Oh almas que estáis en pecado mortal, si tan solo supierais el dolor de las almas condenadas, os aseguro que volveríais al amor de Dios. Recordad que la voluntad de mi Padre quiere vuestra salvación, no sigáis con vuestra sordera espiritual, alejaos del pecado y la maldad, y reconciliaos lo antes posible con Dios para alcanzar Su misericordia. Hermanos, pedid nuestra protección e intercesión, estamos aquí para servirles y ayudarles en todas sus necesidades y batallas espirituales; nuestro Padre nos ha dado la gracia de estar en común unión con vosotros para protegerlos durante estos tiempos de tanta oscuridad y guiarlos por el camino de la salvación. No temáis pedir nuestra protección, somos vuestros hermanos, invocadnos y gustosamente acudiremos a ayudaros.

Hermanos terrenales, yo vuestro hermano Miguel, junto con Gabriel, Rafael y mis otros hermanos del reino de mi Padre, los Arcángeles y Ángeles, queremos que contéis con nosotros, nuestra misión es protegerlos y llevarles sanamente a la gloria de Dios. Hermanos, preparaos para la llegada de la Advertencia, para poder resistir ante la presencia de nuestro Padre y al regresar puedan hacer Su Santa Voluntad. Todas las almas en gracia de Dios serán encomendadas con tareas que cumplir durante el tiempo del Milagro, todas misiones encaminadas a reunir el rebaño de mi Padre aquí en la tierra.

Todo mortal conocerá el estado de su alma y tendrá una imagen más clara de la existencia de Dios, de la existencia del cielo, purgatorio e infierno. Aquellas almas que caminan por este mundo de oscuridad o en tibieza espiritual, su paso a través de la eternidad les servirá para darse cuenta del estado de las almas condenadas y el estado en el que se encuentran las almas en el purgatorio. Mi Padre quiere mostrarles la existencia de la vida después de la muerte para hacerlos conscientes y arrepentirse de sus pecados y ser nuevos hombres y mujeres cuando regresen a este plano terrenal.

Aquellas almas que por falta de amor hacen el mal en este mundo, pero no están consagradas ni han vendido su alma al príncipe de las tinieblas, mi Padre les dará una última oportunidad durante la Advertencia para convertirse. Les mostrará el inframundo y sentirán el fuego que quema a las almas condenadas y verán sus tormentos. Su permanencia a través de la eternidad les demostrará todo el daño causado, será doloroso, pero necesario para su conversión.

Las almas consagradas al príncipe de este mundo y quienes han dicho no a la misericordia de Dios, no regresarán, se perderán para siempre en las profundidades del abismo. Reflexionad hermanos y arrepentíos ya mismo porque el tiempo de la misericordia está por cumplirse. No os alejéis del amor de Dios y contad con nosotros. Llevamos la Voluntad del Padre, nuestra misión es protegerlos y llevarles sanamente a la gloria de Dios. Aleluya, Aleluya, Aleluya, somos vuestros hermanos: Miguel, Gabriel, Rafael y otros luminarios que brillan con amor para hacer la Voluntad de nuestro Padre. Gloria a Dios en lo alto y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.