miércoles, 26 de diciembre de 2012

Llamado urgente del Arcángel San Miguel al Ejército Militante.

¡Cada vez que entres en una batalla espiritual, iza la bandera mariana! ¿Quién es como Dios? Nadie es como Dios. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra para los hombres de buena voluntad.

Hermanos, la paz, el amor y la misericordia de Dios estén con vosotros.

Se acercan los días de gran combate espiritual. Regocíjate en Mi Padre, cumple Sus preceptos e invoca Su misericordia; para que el poder del Espíritu Santo te fortalezca, a fin de afrontar los difíciles tiempos venideros.

Vístete y úngase con la oración tu armadura, no pase un día sin ella; ten presente que estás en una batalla espiritual y no puedes descuidarla, pues el maligno ronda como león rugiente buscando a quién devorar.

¡Adelante ejército militante, levanta el estandarte de los dos corazones y al grito de guerra!: ¿Quién es como Dios? Nadie es como Dios, ¡lánzate al combate! No temas, Yo Miguel, los arcángeles y los ángeles del ejército celestial estaré contigo. Nuestra victoria pertenece a Dios, a Él la honra y la gloria por siempre jamás.

Guerreros terrestres, antes de cada combate espiritual, canten canciones de alabanza a Nuestro Padre; glorifiquen Su Santo Nombre, porque grandes y maravillosas son las obras de Dios. Hagan réplicas del estandarte mariano que Nuestra Señora y Reina les dio por medio de nuestro hermano Enoc. Cada vez que entres en una batalla espiritual iza la bandera mariana. Recuerda que es el emblema del ejército terrestre. Prepárense y estén listos, ejército militante, porque vuestra libertad está cerca. Formen fuertes de oración con tus hermanos, no olvides que la cadena de oración destruye fortalezas. Permanezcan unidos a Nuestra Señora y Reina y al ejército celestial para poder ser victoriosos.

Cuando entres en combate espiritual, llámame con el grito de guerra: "¿Quién es como Dios? Nadie es como Dios”, y vendré a ayudarte. La Sangre del Cordero de Dios te cubra y proteja de la cabeza a los pies; y selle todos los lugares donde estés para que cualquier fuerza maligna pueda herirte. ¡Adelante ejército militante! Ni un paso atrás, la Gloria de Dios te espera. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Tu Hermano, el Arcángel Miguel.

Haz conocer mi mensaje a todos los hombres de buena voluntad.