sábado, 20 de junio de 2020

Fiesta del Corazón Inmaculado de María

Mensaje de la Santísima Virgen María dado a la Vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

La Santísima Virgen María dice: "Queridos hijos, vengo a vosotros como Jesús, nacido Encarnado, me envía para invocar vuestros esfuerzos de oración para conseguir la Victoria de Mi Corazón Inmaculado. Con este fin os pido que sufráis todo por la derrota de todas las conspiraciones de Satanás contra Mi Victoria, que es inminente en el mundo. La codicia ha sustituido a la agenda del amor fraterno en el corazón de muchos líderes prominentes. Lo que ha llegado a ser una prioridad de la igualdad de derechos se ha apoderado de la recta razón en la sociedad de estos días."

"Los últimos esfuerzos de Satanás en el mundo se basan en el amor al yo, que se opone al amor propio y al amor a Dios. Su primer mandamiento es amar al yo por encima de todo. Satanás está incluso arrancando almas del mundo para formar su propia banda malvada de seguidores que cada vez son más abiertos en sus esfuerzos malvados."

"Queridos hijos, ved todo esto como la última resistencia de Satanás antes de su derrota final. Es su intento desesperado de victoria. Sed fieles a Mi Llamada a ser soldados de la oración a través del Santo Rosario. Yo acogeré vuestros esfuerzos».

Lee Efesios 6:10-17+.

Por último, sed fuertes en el Señor y en la fuerza de su poder. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo de tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos por la cintura el cinturón de la Verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el equipo del Evangelio de la paz; además de todo esto, tomad el escudo de la fe, con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del Maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.