Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 5 de enero de 2019
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos, paz!
Hijos míos, Yo, vuestra Madre, os llamo a vosotros y a vuestras familias hacia Dios, porque deseo vuestra conversión y felicidad, para que se eviten grandes penas y calamidades que podrían sobrevenir a toda la humanidad.
Os hablo y os invito a vivir vueltos hacia Dios y el cielo, pero muchos de vosotros permanecéis sordos a mi llamada. No endurezcáis vuestros corazones y no viváis en el pecado. Muchos de mis hijos aún no se han convertido. Muchos dicen que rezan mucho, pero sus corazones están lejos de Dios y de mí, porque no rezan con entrega, con amor y con el corazón. No engañéis a Dios ni os dejéis engañar, porque Él lo ve todo. Os conoce a cada uno de vosotros por dentro y por fuera, porque ve el interior de vuestros corazones.
Vengo a reuniros en oración para que la misericordia divina irradie sobre la vida de muchos de mis hijos, y para que muchos de ellos aprendan a entregarse y sacrificarse por la salvación de las almas.
Cambiad de vida, hijos míos, cambiad de vida cuanto antes, porque hay secretos que caminan en pleno cumplimiento, y muchos de vosotros no estáis preparados para lo que está por venir. Muchos serán cogidos por sorpresa, porque han sido vencidos por el orgullo y las pasiones del mundo, y se han convertido en almas amargadas, podridas y sin vida para Dios, porque están cegados por Satanás.
Rezad por la conversión de los infieles, rezad por los que se han convertido en infieles. Mi Corazón maternal sufre mucho por ellos, porque no deseo la condenación de sus almas. Escuchad y vivid lo que os digo y muchos podrán encontrar el camino santo del Señor que conduce al cielo.
Desead el cielo. Luchad por el cielo. Dedicaos aún más a vivir para Dios y el cielo y no os arrepentiréis. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, la Virgen me ha vuelto a hablar de los secretos. Nos pidió que estuviéramos siempre con el alma preparada y que nunca dejáramos de lado la confesión, la Eucaristía, ni la adoración al Santísimo Sacramento, porque unidos a Jesús nuestros corazones, almas y vidas serán sanados, purificados y nuestra fe será fortificada y renovada.
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