miércoles, 7 de agosto de 2019

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

El 07 de agosto tuve un sueño:

Soñé con el mundo después del gran castigo. Casi todo había sido destruido y desaparecido. Muchas personas habían sido borradas de la faz de la tierra. Los que quedaban en la tierra no tenían hogares. En el Amazonas no había árboles en kilómetros a la redonda: nada, nada, nada. Se podía ver el horizonte a lo lejos y todo era como un enorme desierto de barro solitario: sólo barro mezclado con agua podrida. Las personas que sobrevivieron estaban hambrientas, sin nada, sentadas o tumbadas en el barro porque no había ningún lugar limpio donde dormir, nada que pudieran utilizar para cubrirse o poner en el suelo. Muchos estaban desolados con la cabeza inclinada llorando, deseando la muerte.

Fue entonces cuando me vinieron a la mente las palabras que Nuestra Señora dijo en sus apariciones en Akita, Japón:

El fuego caerá del cielo y exterminará a gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin perdonar ni a los sacerdotes ni a los fieles. Los supervivientes, ante tal calamidad, envidiarán a los muertos.

Así que, ¡me he despertado!