Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
jueves, 19 de marzo de 2020
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz a tu corazón, mi amado hijo!
Contémplame, Protectora de la Santa Iglesia y de todas las familias. No temáis nada, pobres hijos afligidos. Entregaos a la Divina Voluntad de Dios, entregaos en Sus manos.
Dios está barriendo la suciedad y la maldad de muchos lugares, haciendo que muchos que estaban ciegos y sordos a su llamada, doblen las rodillas ante el suelo y pidan perdón por sus pecados. Dios está actuando, derribando a los poderosos de sus tronos, está separando la paja del trigo, está separando al pequeño remanente, para que el mundo sea restaurado y hecho respetar Sus Sagradas Leyes y enseñanzas, para que reconozcan y respeten Su Divina Majestad tan ultrajada en muchas partes del mundo, para silenciar y detener las acciones de los malvados contra y dentro de Su Santa Iglesia.
Un terrible mal ha sido arrojado al mundo por manos humanas. Dios lo ha permitido, para corregir a los ciegos, a los sordos y a los orgullosos que no quisieron escuchar los llamamientos de mi Santísima Esposa. Durante muchos años ha estado invitando al mundo a la oración y a la conversión, y muchos no han escuchado sus palabras, muchos han querido seguir yendo por caminos equivocados, realizando y viviendo en las obras del pecado y de las tinieblas.
Reza mucho la oración que enseñó mi Esposa Inmaculada:
Señor, ¡que nunca pierda la fe, en los momentos de terribles pruebas que han venido al mundo!
Reza esta oración varias veces. El Señor, cuando vuelva, buscará un poco de fe en el mundo. Entra en mi Corazón castísimo para que nada te sacuda ni te haga vacilar en tu fe. Cree, cree, cree. La fe y la confianza en Dios son mucho más preciosas que los bienes de este mundo, que todo se acaba y se destruye a sí mismo. Que el único bien y el único amor de vuestros corazones sea Dios. Sólo Él basta.
Comprended que éste es el momento de rezar junto con vuestras familias y de descubrir la verdadera llamada de Dios en vuestras vidas. Que os decidáis de una vez por todas a seguir su santo camino, unidos a su Corazón.
Ante la cruz, en vuestros hogares, arrodillaos y pedid perdón por vuestros pecados, rezando el Rosario con un corazón nuevo, arrepentido y convertido al amor de Dios. Leed y meditad las palabras de mi Divino Hijo, luz para vuestras almas y consuelo y fuerza en estos tiempos difíciles. Pido hoy, ante Su Divino Trono, por cada uno de vosotros. Rezad y pedid perdón por vuestros pecados y vuestras oraciones pronto serán escuchadas y vuestras lágrimas de dolor se cambiarán por lágrimas de alegría, pues su misericordia se extiende de generación en generación para aquellos que le temen.
Ahora imparto mi bendición y protección a la Santa Iglesia y a todas las familias del mundo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Orígenes:
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