domingo, 21 de junio de 2020

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos, paz!

Hijos míos, hoy muchas almas están siendo beneficiadas con las bendiciones y gracias de nuestros Santísimos Corazones. Muchos de sus familiares están siendo consolados y teniendo alivio en el purgatorio y muchos de ellos serán liberados en la Fiesta del Corazón Castísimo de mi Esposo José, gracias a sus oraciones hechas hoy.

Los sacerdotes han recibido la misión de ser luz para las almas, por lo que les concedo muchas gracias para guiar e iluminar a todas las almas a ellos confiadas, en estos tiempos difíciles y oscuros, en los que las fuerzas del infierno desean prevalecer y reinar triunfantes, a causa de los pecados, ultrajes y falta de fe de tantos que ya no creen en el amor y el poder de mi Divino Hijo.

No pierdas la fe, sino cree cada vez más. Recordad las palabras que mi Hijo dijo a Pedro cuando le tendió la mano: 'Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mateo 14:31) Mi Hijo Jesús está extendiendo hoy su mano a todos los sacerdotes y pidiendo de cada uno de ellos fe, fe, fe, pues quien tiene fe como un grano de mostaza puede transportar montañas y hacer grandes cosas en su santo nombre.

Mis hijos sacerdotes serán perseguidos, pero no temáis nada, porque el Señor mostrará a los incrédulos, a través de ellos, el poder de su brazo fuerte y concederá a los sacerdotes la fuerza de su Espíritu, igual que Jeremías tuvo el Espíritu del Señor, dando testimonio de su amor y de sus palabras divinas a los hombres de corazón endurecido e incrédulos de su tiempo.

Las palabras que os digo no deben ocultarse ni sofocarse, sino transmitirse y darse a conocer cuanto antes a todos mis hijos.

Los hombres malvados están actuando, pero todas sus maldades serán aclaradas por la luz de Dios. No dudéis, porque Satanás quiere destruiros, y muchos de vosotros dormís y os dejáis vencer por él, porque aún no tenéis una fuerte confianza en el Corazón de mi Hijo, y no rezáis como os he pedido todos estos años.

No os entreguéis fácilmente en manos del enemigo, luchad contra todo mal, sois templos del Espíritu Santo y el Señor ha puesto su Espíritu en cada uno de vosotros y os ha marcado con el sello de su amor.

Todos vosotros y vuestras familias seréis su pueblo santo, como las tribus de Israel en los nuevos días preparados por mi Hijo. Los lugares de refugio serán los lugares santos, el jardín sagrado de Dios, donde caminará y estará en medio de su pueblo que le ama de verdad, viviendo sus Leyes y sus palabras divinas. El mundo que veis hoy y la vida que estáis acostumbrados a vivir ya no serán los mismos en los días venideros, todo cambiará, por la acción de los hombres malvados, pero no temáis, al final el Señor dará la victoria a los justos, a sus hijos que creen en su amor. El triunfo de mi Corazón Inmaculado llegará, y mi triunfo será la alegría de todos vosotros, hijos míos de mi amor.

Os bendigo y os doy mi protección maternal: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.