Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 2 de diciembre de 2018

¿Me amas? ¿Amas a mi hijo? Entonces sacrificaos por mí, sacrificaos por Dios.

 

Queridos niños, hoy os invito de nuevo a todos al amor verdadero. Repito lo que dije en Beauraing a los hijitos a los que me aparecí: ¿Me amáis? ¿Amáis a mi hijo? Entonces, sacrificaos por mí, sacrificaos por Dios.

Vivid el amor sacrificado, el amor que sabe sacrificarse, que sabe olvidarse de sí mismo para pensar y darse sólo por Dios.

Vivid el amor en pura transformación que he venido a buscar a mis hijos. Este amor que os hace vivir como vivían los santos: ardiendo continuamente en el fuego del amor a Dios.

Y cuanto más consume el alma, cuanto más aniquila, cuanto más sufre, cuanto más da, cuanto más se clava en la cruz, más ama al Señor, más ama al esposo amado de su alma. Y así, en este fuego de amor quiere vivir y morir.

Es a este amor al que os invito, es este amor el que pido y quiero de todos vosotros. Imitad a los santos, para que podáis seguir verdaderamente sus pasos hacia el cielo.

Sed como mi hijito Marcos, que siempre ama a los santos y trata de conocerlos cada vez más, para poder imitar el amor, la perfección de las virtudes, el espíritu de oración, sacrificio y entrega de ellos.

También imitan a mi hijito Marcos, que cuando se enamora de los santos no se contenta con amarlos sólo a ellos. Y, por eso, hace todo lo posible para incendiar todos los corazones a su alrededor de amor también a estos santos, para que todos los conozcan, los amen y los imiten en su profundo amor, en su vida de oración, sacrificio, penitencia y entrega sin límites a Jesús.

Os invito a todos, también ahora, a luchar más intensamente por la salvación de las almas. Aún quedan muchos otros cuernos del dragón rojo por cortar.

Ayudadme a cortarlos con vuestras oraciones y sacrificios y aumentad también los cenáculos en todas partes.

Deseo que el día 8 de cada mes hagáis un cenáculo en honor de mi Inmaculada Concepción con mi imagen. Llevad a mis hijos las hermosas Horas de Paz, que contienen mis glorias grabadas por mi hijito Marcos.

Haz que mis hijos escuchen mis glorias, que recen estas Horas de Paz cada 8 días, para que puedan conocerme mejor y amarme.

De vez en cuando, intercala también estos cenáculos con los Rosarios de mi Inmaculada Concepción con las meditaciones de mi vida, grabadas también por mi hijito Marcos.

Cuanto más se me conozca, más se conocerá al Señor. Cuanto más se me ame, más se amará al Señor.

Así que id hijos míos y luchad, trabajad duro, no os desaniméis por las secretarías de difusión de mis Mensajes, uníos entre vosotros, trabajad fervientemente para dar a conocer mis mensajes a más y más almas.

Cuento con cada uno de vosotros y espero el «sí» de todos vosotros. Ahora se necesita más oración.

El oso que parecía muerto rugirá, y también el dragón escupirá pronto fuego por su boca para incendiar el mundo entero con el fuego de la guerra.

Ayúdame, ayuda a mis hijos a detener a esos monstruos infernales que realmente quieren destruir a la humanidad.

¡La hora que pesa sobre toda la tierra es grave! La espada del castigo pende de un hilo y este hilo lo sostengo yo, hijos míos, lo sostienen las oraciones de todos los que obedecen mis mensajes.

Si disminuyen las oraciones, si disminuyen los actos de amor, si disminuyen los sacrificios, si disminuyen vuestros esfuerzos, este hilo se romperá y la espada caerá sobre el mundo, ¡y ay de él!

¡Ayudadme, hijos míos! No os desaniméis ahora, no os relajéis ahora en la oración, en el sacrificio y en vuestros esfuerzos, al contrario, como los santos, como mi hijito Gabriel de los Dolores, más y más: amad, orad, sacrificaos y entregaos, esforzaos por el Señor, por mí y por la salvación de las almas.

Cuento con todos vosotros y no lo olvidéis nunca: busco el amor del sacrificio, el amor de la entrega.

Cuando creáis en mis mensajes, cuando los obedezcáis, cuando hagáis con amor lo que os mando, creeré en vosotros y empezaré a hacer milagros y obras estruendosas en vuestras vidas como he hecho en la vida de mi hijito Marcos.

Y dad el «sí» del amor, porque la vocación es una llamada de amor y una respuesta de amor.

Vivid en el amor, sed amor, porque fue el amor el que salvó al mundo en mi «sí», fue el amor el que salvó al mundo en la cruz y una vez más será el amor el que salvará al mundo en el Triunfo de mi Corazón Inmaculado.

A todos bendigo con amor ahora Beauraing, Banneux y Jacareí.

Dad 17 películas de mi aparición en Beauraing a mis hijos que no me conocen. Mi Aparición en Beauraing es la Aparición del Amor, da a conocer el amor de mi corazón de oro, correspondido por todos mis hijos».

(María Santísima después de tocar y bendecir los sacramentales):

«Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios, cuadros e imágenes, allí estaré viva llevando conmigo las grandes gracias del Señor.

A todos bendigo de nuevo, especialmente a ti mi pequeño hijo Marcos. Con los dolores de cabeza de aquella noche pasada, que me ofreciste con tanto amor y paciencia, se salvaron 329.658 almas.

Y también lograste 59 bendiciones para tu padre Carlos Tadeo, bendiciones especiales, gracias especiales de mi Corazón y del Sagrado Corazón de mi hijo Jesús.

Alégrate, hijo mío, y continúa ofreciendo tus sacrificios, porque un castigo llegará al Líbano, otro a Nigeria, otro a México y otro a Uruguay. Y con tus dolores de cabeza has eliminado estos castigos.

Sí, también, un gran castigo llegaría a Singapur y otro a Malasia. Y tú con esos sacrificios los has alejado, los has alejado.

Sigue ofrendando por tantas almas que lo necesitan.

Sabed también que 12 almas serían castigadas por sus pecados y tendrían una muerte instantánea y luego caerían en el infierno sin salvación y vuestro sacrificio sirvió para salvar a esas almas y conseguirles más tiempo para la conversión, más gracia, más misericordia.

Sigue ofrendando por tantas almas necesitadas. No te imaginas cuánto bien puedo hacer a toda la humanidad, a tantos miles de hijos míos con estos sacrificios de su dolor.

Gracias también por ofrecer el dolor de tus manos esta semana, fui yo quien te envió ese dolor.

Gracias por ofrecer, por apoyar e incluso por no detener la película de mi Gabriel de mis Dolores.

Gracias hijo mío, por esta verdadera prueba de perseverancia, constancia, valor, abnegación, olvido de ti mismo y amor sublime por mí y por las almas, que conociendo la vida de mi hijo, de mi Gabriel de mis Dolores, se convertirán, amarán al Señor, se apasionarán por mí y se despedirán del mundo.

Gracias por haber pensado más en las almas que necesitaban ese sacrificio que en ti mismo. Es este amor el que quiero.

En vuestro amor descanso, me deleito, me consuelo y me glorifico.

Os bendigo a todos con amor ahora generosamente y sobre todo os dejo mi paz.

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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