Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
miércoles, 13 de mayo de 2020
Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz
Yo Decidiré el Resultado de Todos los Acontecimientos de la Humanidad
Queridos hijos, hoy que contempláis mi primera aparición en la pobre Cova de Iría a mis tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta, vengo de nuevo del cielo para decíroslo:
Mi aparición en Cova de Iría es un signo de esperanza para todos mis hijos, porque allí aparecí como la mujer vestida de sol, la mujer, la Señora más brillante que el sol que al final vencerá y destruirá al gran dragón rojo con la fuerza y el poder del Santísimo Rosario.
Mi aparición en la pobre Cova de Iria es un signo de esperanza para mis hijos, porque allí, hace 103 años, profeticé mi triunfo cierto y definitivo cuando dije: «¡Por fin, mi Corazón Inmaculado triunfará!
¡Yo tendré la última palabra en la historia de la humanidad! ¡Yo decidiré el último día de la humanidad! Yo decidiré el desenlace de todos los acontecimientos de la humanidad y sólo Yo saldré victoriosa de la lucha contra las fuerzas del mal, porque sólo Yo soy la Inmaculada Concepción, aquella sobre la queatanás nunca tuvo poder y que nunca estuvo bajo la esclavitud de él y del pecado. Por eso, sólo Yo seré la única vencedora en la lucha final contra las fuerzas del mal.
Mi aparición en la pobre Cova de Iria, en Fátima, es una señal, una señal apocalíptica para mis hijos. Sí, mi aparición en Fátima marca la apertura de los sellos del libro del Apocalipsis y el comienzo de la guerra definitiva entre yo, la Mujer Vestida de Sol, y el dragón, que terminará con la victoria total de mi hijo Jesús y de mi Corazón sobre todos los hostiles del mal.
Así pues, estáis viviendo los tiempos finales, estáis viviendo el Apocalipsis. Está sucediendo en tus días, al igual que en el libro de Daniel. Quien tenga oídos para oírlo, ¡que escuche!
Ahora, por tanto, debéis tomar el Rosario y rezarlo más que nunca y velar por sus almas, para que no pierdan la salvación y la recompensa que mi hijo Jesús preparó para sus verdaderos guerreros, los campeones de la fe.
Ahora es el momento de luchar y librar el buen combate hacia la victoria definitiva. Aquellos que no luchen ahora, que no velen y se protejan con el escudo de la oración, la meditación de mis mensajes, la vigilancia, el ayuno, la penitencia, la mortificación, serán alcanzados por las flechas de los enemigos y caerán. perderán su salvación.
Por tanto, rezad, luchad y proteged vuestras almas con la escucha de la fe, la oración, la vigilancia del sacrificio y la penitencia.
Adelante! combatid el buen combate, soldados de la luz de mi Hijo .
Que la vida de cada uno de vosotros llegue a ser como la de mis pastorcillos: lámparas luminosas que iluminen este mundo envuelto en tantas tinieblas.
Mi aparición en la pobre Cova de Iria es, finalmente, un signo de alegría para todos mis hijos, porque la Madre del Cielo, que prometió allí su triunfo definitivo y seguro, vendrá pronto a cumplir su promesa y a traer a todos el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra.
De hecho, a finales del siglo pasado ya quise cumplir esta promesa. No pude hacerlo porque no se convirtió ni un tercio de las almas y es necesario que se convierta al menos un tercio para que entonces puedan realizarse los planes del Señor.
Ayudadme, hijos míos, a convertir a mis hijos y a llevarlos a todos al Dios de la salvación y de la paz que es mi hijo Jesús para que entonces se complete el número de los elegidos y finalmente se cumplan todas las profecías desde Daniel hasta el Apocalipsis, desde Fátima hasta aquí, y finalmente mi Hijo venga sobre las nubes del Cielo como el rey victorioso del amor y de la paz.
¡Rezad! ¡Rezad y rezad! Difunde las películas de Fátima que hizo mi hijito Marcos para que mis hijos se conviertan y se complete más rápidamente el número de los elegidos. Dadlas a seis de mis hijos que no lo conozcan y dad también el Rosario Meditado 271 para que mis hijos conozcan mis mensajes allí grabados, se conviertan cuanto antes y así se complete el número de los elegidos y finalmente mi hijo Jesús venga como el rey inmortal del amor y de la paz para renovar el Cielo y la Tierra y traeros a todos el nuevo tiempo de santidad, amor a Dios y paz.
A todos bendigo con amor ahora: desde Fátima, desde Lourdes, desde Bonate y desde Jacareí.
¡Paz a todos! Paz a ti, mi hijito amado Carlos Tadeo. Te bendigo esta noche y te digo Continúa llevando mis mensajes como puedas en este momento. Dios está complacido con tus sacrificios, pero quiere que los moderes, porque necesito que seas cada vez más fuerte para llevar a cabo la gran misión que tengo para ti. Y ¡alégrate! Porque te he dado al mejor; al vidente más dedicado, trabajador, abnegado y sacrificado por amor a mí. Y a ti, a través de él, te acumularé cada vez más las grandes gracias de mi Corazón.
Por el sí del hijo que te he dado, por los méritos, sacrificios y obras de amor que hace por mí, te favoreceré y te haré rico en la gracia del Señor.
Y a ti, mi querido hijito Marcos, cuyo corazón optimista hoy se ha alegrado y regocijado tanto con mis pastorcitos y conmigo, ahora te bendigo por todo. Por todo lo que has hecho durante toda tu vida para dar a conocer mejor mi mensaje de Fátima. Desde las películas que tanto consuelan y agradan a mi Corazón, hasta los escenarios, las procesiones de coches y tantas otras cosas, vigilias, Cercos de Jericó, conferencias de mis Apariciones en Fátima, hasta las fatigosas y agotadoras peregrinaciones que hicisteis con mis imágenes peregrinas. En fin, por todo, hoy te doy 822 gracias especiales y por el que preferiste, el padre que te di, el que elegiste, hoy te doy 80.128 gracias.
¡Paz, Marcos, mi guerrero! ¡Lucha siempre por mí con amor y valor! Mi única esperanza».
«A todos mis hijos que rezan cada día mi Rosario y ayudan a mi hijo Marcos a dar a conocer mi mensaje de Fátima, difundiendo las películas que hizo y los rosarios meditados con la vida de mis pastorcitos, les concedo hoy la indulgencia plenaria con todo el amor de mi Corazón.
Una vez más, os bendigo a todos para que seáis felices y dejéis mi paz.
Paz, Marcos, mi guerrero de Fátima, el más trabajador, dedicado y optimista de mis hijos».
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