Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 9 de mayo de 2021
Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz comunicado al vidente Marcos Tadeu Teixeira
¡Un corazón tan optimista como el tuyo deberían tener todos!

(Marcos) : «¡Por siempre alabados sean Jesús, María y José!»
(María Santísima) : «Queridos hijos, hoy vengo con mis hijos Lucía, Francisco y Jacinta, los Pastorcitos de Fátima, para deciros a todos:
¡Yo soy la Señora del Rosario! ¡Mi Corazón Inmaculado triunfará!
¡Mi Corazón Inmaculado triunfará por el poder de mi Rosario! Por eso me manifesté en Fátima como la Señora del Rosario, para llamar al mundo entero a rezar esta oración que todo lo puede ante Dios, porque es una oración que se hace siempre conmigo y por mí.
¡Mi Corazón Inmaculado triunfará a través de mi Rosario! Por eso, ¡os pido que sigáis rezándolo todos los días!
Mi Corazón Inmaculado triunfará a través del Rosario, que es la contemplación de los misterios de mi vida y de la vida de mi hijo Jesús. Que es la presentación de mis méritos y de los méritos de la vida, pasión y muerte de mi hijo Jesús al Padre, para la expiación de los pecados de toda la humanidad.
Mi Corazón Inmaculado triunfará a través del Rosario, donde en el primer Misterio Gozoso contempláis la Anunciación que me hizo el Ángel Gabriel, que me saludó con las palabras con las que en aquel momento me saludó el mismo Dios, y contemplas también el momento en que abrasada con la llama del amor al Señor en grado sumo, di mi fiat, mi «hágase», mi «sí» al Padre, permitiendo la encarnación del Verbo en mi seno virginal, terminando así la noche del pecado y de la antigua ley, y haciendo amanecer la aurora de la redención, de la salvación.
Cada vez que recéis el Rosario meditando y contemplando esto y rezando la salutación angélica, el Padre Eterno recuerda aquel momento en que dije el sí. Toda la Santísima Trinidad exulta de amor y de alegría, y por eso da copiosas gracias a la tierra a través de mí, que, siendo hija del género humano, finalmente di a la Santísima Trinidad el mayor acto de amor, de obediencia, di la mayor satisfacción, di el mayor acto de docilidad y sumisión a Su Santísima voluntad.
Así que el mundo es bendecido gracias a mí, el mundo recibe gracias a mi sí. Y por María, la Corredentora, toda la Santísima Trinidad derrama sobre toda la tierra el inmenso caudal y torrente de sus gracias.
Sí, María, la Corredentora, la Mediadora, comenzó a sufrir incluso antes de que naciera Cristo.
Sí, la Corredentora tuvo que preceder a Jesús en el sufrimiento. La Corredentora tuvo que empezar a sufrir antes que el Redentor. Así pues, ya allí empecé a sufrir primero con las dudas de San José, después con las calumnias de la gente y, finalmente, con la pobreza de Belén, la persecución de Herodes, la huida a Egipto y todos los demás dolores que sufrí.
Sí, María, Miriam, la Corredentora, tuvo que sufrir, sufrir antes de Cristo y después con Cristo, por la salvación de la humanidad.
Por eso, en los misterios Dolorosos, el Padre recuerda todo lo que sufrí y, a causa de mis dolores y lágrimas, de mi amor por el Redentor, sufriendo con él por la salvación de la humanidad, el Padre bendice a toda la tierra, el Padre retiene los castigos y derrama las gracias de su misericordia.
Y, finalmente, en los Misterios Gloriosos, el Padre contempla toda mi perseverancia en su amor hasta el final de mi vida, de mi Asunción, y por mi fidelidad y obediencia, ¡bendice y derrama gracias de amor sobre todos los pueblos!
Por eso, la Señora de todos los Pueblos, la Corredentora, la Mensajera de la Paz, a través del Rosario triunfará.
Sí, ¡triunfaré! Y todos los pueblos me reconocerán como su Reina, su Mediadora, su Corredentora y Señora. Y cuando esto suceda, la Señora, la Mediadora, la Corredentora dará la paz al mundo, el Mensajero de la Paz bendecirá al mundo con la paz.
Y entonces Satanás será aplastado, las naciones serán liberadas de su poder tiránico, de la esclavitud a él y al mal, y toda la humanidad renacerá, florecerá en una nueva primavera de santidad, amor a Dios y belleza.
Así pues, hijos míos, seguid rezando mi Rosario todos los días, para que se cumplan todas mis intenciones y propósitos maternales. Y tan pronto como sea posible, mi Corazón Inmaculado triunfará a través de mi Rosario, que es la oración que los orgullosos desprecian, pero que los puros y humildes de corazón aman como lo hicieron mis Pastorcitos de Fátima.
Y vosotros también sois elevados a una gran santidad como yo elevé a mis Pastorcitos por el Rosario, y estas almas dan a Dios la más perfecta glorificación, alabanza y amor que Él desea de sus hijos.
Amado hijito Marcos, mi apóstol del Rosario, ángel de mi Rosario, ángel que tienes un corazón fatimista, sigue llevando mi amor, mis mensajes de Fátima a todos mis hijos, haciéndome conocer y amar por todos mis hijos.
Sigue luchando para transformar a todas las personas en nuevos pastorcitos de amor de mi Corazón.
Sigue luchando para que todas las personas tengan un corazón fatimista como el tuyo, porque cuando esto ocurra triunfaré en ellas, en sus familias, en Brasil y en el mundo.
Un corazón optimista deben tener todos, rezando mi Rosario todos los días, obedeciendo y viviendo mi mensaje de Fátima y dándolo a conocer al mundo entero.
Un corazón fatimista como el tuyo todos deberían tener, viviendo la consagración perfecta a mi Corazón Inmaculado, que es una consagración de amor, de obediencia a mí, de esclavitud total a mi voluntad, de dependencia total de mi amor y sustento materno, y de confianza total e ilimitada en mí y docilidad sin límites a mi voz.
Un corazón fatimista como el tuyo deben tener todos, viviendo continuamente en el espíritu de oración, sacrificio y penitencia como rosas místicas blancas de oración, rojas de sacrificio, amarillas de penitencia y reparación, por todos los pecados del mundo entero y por la salvación de los pecadores.
Un corazón fatimista como el tuyo deben tener todos, aceptando con paciencia y amor los sufrimientos de cada día y ofreciendo como tú, hijo mío Marcos, como mis pastorcitos, por la salvación de tantas almas que sin estos sacrificios nunca, nunca llegarán al Cielo y estarán eternamente perdidas.
Un corazón fatimista como el tuyo deben tener todos, preocupándose como tú por el destino eterno de todos. Y, por tanto, deben luchar como tú, Marcos, por la salvación y la conversión de todos, cueste lo que cueste.
Cuando todos tengan ese corazón fatimista, semejante al de mis pastorcitos y al tuyo, entonces mis hijos se convertirán en los verdaderos apóstoles ardientes y fervorosos que vine a buscar y que encontré en ti, en mi hijito Carlos Tadeu, que tiene un corazón de verdadero apóstol, de verdadero santo que se entrega, que se da y se sacrifica por la salvación de las almas, como aprendió de ti y de mis pastorcitos.
Entonces, verdaderamente, mi Reino Mariano se extenderá sobre todas las naciones y toda la tierra y todos mis rivales, mis enemigos, los demonios, ¡serán derrocados! Su imperio infernal quedará reducido a un montón de cenizas y pondré al diablo en el escabel de mis pies.
Un corazón fatimista como el tuyo debe tenerlo todo el mundo, para que finalmente los nuevos Cielos y la nueva Tierra lleguen a la humanidad empezando primero en el interior de cada corazón, donde está el reino de Dios, y luego este reino se extienda al exterior, en la sociedad, en las naciones, y finalmente el mundo disfrute de una época de verdadera paz, santidad y amor a Dios.
Por último, un corazón fatimista como el tuyo deberían tener todos, secando las lágrimas que derramo aún hoy a través de mis imágenes de Fátima, de Lourdes, de Montichiari, de mi Aparición aquí.
Y así, todos mis hijos se convertirán verdaderamente en mis ángeles consoladores y reparadores, las espinas de dolor que se clavan en mi Corazón a cada instante por los pecados y las blasfemias de la humanidad serán quitadas, y mi hijo Jesús detendrá todas las guerras, todos los conflictos, todos los desórdenes del mundo que son castigos por estos pecados cometidos contra mí. Y entonces, finalmente, el mundo tendrá mi paz, la paz de Jesús.
Por eso, hijo mío, sigue teniendo este corazón fatimista que siempre has tenido defendiendo y difundiendo mi mensaje de Fátima, abrasando los corazones de todos mis hijos con mi mensaje de Fátima y con el ejemplo de santidad de mis pastorcitos, de mis tres ángeles de amor.
Y entonces el mundo entero conocerá el mayor milagro de mi Corazón Inmaculado, que será el mayor triunfo de mi Corazón Inmaculado, el triunfo absoluto de mi Corazón en todas las naciones, en todos los pueblos.
A ti, ángel mío de corazón fatimista, y también a tu padre Carlos Tadeu, a ti hijo mío a quien ahora miro con amor. ¡Mamá te bendice ahora con todo su amor! ¡Mamá está siempre cerca de ti! No temas nada porque siempre estás en mi regazo y nunca te dejo.
Sigue adelante, sigue de la mano del hijo que te he dado, él te enseñará a tener un corazón fatimista. Él te enseñará cada vez más a amar mi mensaje de Fátima, a vivirlo y a hacerlo comprender por todos.
Caminando de su mano, te transformarás cada vez más en la verdadera semejanza de él y de mis Pastorcitos. Y tú mismo te transformarás en mi 5º Pastor, que rescatará a mis ovejitas, las reunirá y las pondrá a todas juntas en el redil de mi Corazón Inmaculado.
Entonces, hijo mío, también a través de ti se realizará gran parte de mi plan materno de salvación de la humanidad para Brasil, para el mundo, para el bien de las naciones.
Y también a través de ti haré resplandecer la gloria de mi Corazón Inmaculado, y entonces la Señora de todos los pueblos, la Mensajera de la Paz, la Corredentora, que en el principio fue María, será finalmente reconocida como Señora, Reina y Corredentora de todos los hombres, de todas las naciones.
A ti, hijo mío Carlos Tadeu, que tanto propagas mi mensaje de Fátima, te doy ahora 532 mil bendiciones, fruto de los méritos de tu hijo, del hijo que te di, de las películas que hizo de mi aparición, de todos los Rosarios meditados que hizo para consolarme, para secar mis lágrimas, los méritos de las películas de las lágrimas que hizo y de mis rosarios de lágrimas.
Os doy ahora todas estas gracias que recibiréis siempre el 4º sábado de cada mes, durante 3 años. Así, te bendigo a ti que eres a quien más amamos, yo y el hijo que te dimos. Y así, derramo sobre vosotros siempre más las corrientes de mi corazón.
Durante 3 meses seguidos hablad más de mi mensaje de Fátima a mis hijos, enseñadles a vivir la verdadera consagración a mi Corazón Inmaculado en su vida personal. Enséñales a imitar a mis pastorcitos: ¡en la oración, en el sacrificio, en el amor a Dios, en la penitencia!
Y, además, propágales el Rosario de mi llama de amor nº 5 rezando este rosario con ellos durante un mes seguido. De este modo, inflamaré los corazones de mis hijos con mi llama de amor y haré que se parezcan cada vez más a ti. Y así también, atraerán no sólo mi mirada de amor, sino también una mirada de amor del Sagrado Corazón de mi hijo Jesús.
Bendigo ahora la imagen de mi hijo que irá a tu ciudad, y también la mía que ya he bendecido, sobre la que ya derramé mis gracias de amor hace años.
Te bendigo y bendigo también a ti, Marcos, mi 4º pastorcito de amor, y a todos mis hijos aquí presentes: de Fátima, de Pontmain y de Jacareí.»
NUESTRA SEÑORA Después de tocar los OBJETOS Religiosos
(María Santísima) : «Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios estaré viva llevando conmigo las copiosas gracias del Señor.
Estoy orgullosa de ti, mi pequeño hijo Carlos Tadeu. Has quitado 10.272 espadas de dolor, que el mundo ha clavado en mi Corazón Inmaculado, con tu venida aquí.
Gracias, te bendigo una vez más, y también te digo: Seguid adelante, seguid caminando y amando al hijo que os he dado, en quien he manifestado signos que ni siquiera en mis hijos santísimos he manifestado, para que así os enriquezca cada vez más con mis gracias, mis luces y mi amor.
Sí, déjate conducir mansamente por mí a través del hijo que te he dado. Y así, mediante la unión, la amistad, la confianza, la santa complicidad en mis planes, los dos creceréis y os elevaréis como las águilas hacia la santidad más alta y perfecta a los ojos del Señor.
Te bendigo también a ti, hijo mío Marcos, y te doy 59 gracias ahora por los méritos de las películas de Fátima y de mis lágrimas que has hecho. Y a tu padre Carlos Tadeu le doy todas las bendiciones que ya he dicho por los méritos de su trabajo de amor por mí.
Os bendigo y a todos dejo mi paz».
Enlace de vídeo: https://youtu.be/30RYqB99Vu0
Orígenes:
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