domingo, 22 de junio de 2008

Domingo, 22 de junio de 2008

Jesús dijo: “Mi gente, en el Evangelio les he dicho que no teman nada ni a nadie. Si me tienen conmigo, ¿quién podría estar en contra de ustedes? Pueden confiar en mi ayuda para protegerlos de todos los malvados. Los he llamado a estar atentos a los demonios o a las personas que puedan desviarlos al pecado que podría poner en peligro su alma al caer en el infierno. Cuando sean probados, invoquen mi Nombre, Jesús, para que quite cualquier tentación del diablo. Les he mostrado mi caminar con mis discípulos en el camino a Emaús porque les estaba explicando las Escrituras de por qué tuve que morir por la humanidad. Adán pecó contra Dios al comer el fruto del árbol prohibido para ser como un dios. Este pecado y la inclinación al pecado han sido heredados por toda la humanidad como resultado del pecado de Adán, y este es el pecado original que se perdona en el Bautismo. Pero ustedes también han heredado una debilidad al pecado. Por eso necesitaban un Salvador en mí para descender a la tierra y morir por sus pecados para que pudieran ser liberados del yugo de sus pecados. Por mi muerte en la cruz, ahora pueden ser perdonados en la Confesión para que sus pecados sean limpiados y la gracia pueda ser devuelta a su alma. Por eso esta explicación de mi venida es tan importante para su libertad espiritual tanto en esta vida como en la próxima vida en el cielo para los fieles. Den alabanza y gloria a Dios por mi acto salvador que les permite la oportunidad de ser salvados de sus pecados. Sigan mis Mandamientos y mi Voluntad para que sigan mi misión. Aceptenme como su Salvador y arrepientan de sus pecados, y tendrán su recompensa eterna en el cielo.”