sábado, 13 de abril de 2019

Sábado, 13 De Abril De 2019

Sábado, 13 de abril de 2019: (San Martín I)

Jesús dijo «Pueblo mío, mañana comenzaréis la Semana Santa con el Domingo de Ramos y la lectura de Mi Pasión. Ayer hicisteis un hermoso Vía Crucis con vuestros sentimientos personales de cada estación que Me agradó mucho. Al escuchar Mi Pasión, oiréis hablar de Mi flagelación, de Mi juicio, de Mi camino con la cruz hasta el Calvario y de Mi crucifixión en la cruz por toda la humanidad. Este sufrimiento y muerte en la cruz, es Mi regalo a todos vosotros por amor, ya que ofrecí Mi vida para salvar a todas las almas que Me aceptan y Me aman. Esta semana, la más santa del año, es la culminación de vuestros propios sacrificios y devociones cuaresmales. Tu ayuno, tus oraciones y aquello a lo que renunciaste, es tu propio pequeño Calvario que te ayuda a renovar tu fe en Mí. Aprecias más lo especial que es Mi sacrificio, cuando compartes tus penas y problemas Conmigo en Mi cruz. Quiero que te esfuerces por venir a todos los servicios del Triduo, y especialmente a tu alegría por Mi Resurrección.

Quiero desear a tu hermano Mike y a tu cuñada Joanne un feliz 50 aniversario de matrimonio, pues hoy renovarán sus votos matrimoniales. Les doy las gracias por su dedicación a mantener sagrado su matrimonio a lo largo de los años, y también por su dedicación a amarme a Mí y a Mi Santísima Madre. Amamos a Mike y a Joanne y a todos los fieles que están ayudando a difundir Mi Buena Nueva de Mi Resurrección. Esta resurrección de entre los muertos es Mi mayor milagro, y soy un ejemplo de cómo todos Mis fieles resucitarán también de entre los muertos el último día del juicio.»

(Domingo de Ramos, 16:30) Jesús dijo: «Pueblo mío, hoy habéis leído Mi Pasión en el Evangelio. Como realizaba signos insólitos, como alimentar a miles de personas, resucitar a los muertos, caminar sobre el agua y curar a la gente, los judíos pensaron que Yo era una amenaza para ellos. Mucha gente venía a escuchar Mis sermones, y Yo afirmaba ser el Hijo de Dios. Por eso los judíos querían matarme. Hicieron un simulacro de juicio, y el pueblo se inspiró en sus líderes para que Me crucificaran. Judas se convirtió en el traidor que mostró a los fariseos dónde Me podían encontrar. Me entregó a los fariseos por treinta monedas de plata. Sufrí mucho para traer la salvación a toda la humanidad. Alabadme y dadme gracias por haber ofrecido Mi vida, para que Mis fieles pudieran ser justificados en el cielo».