domingo, 10 de marzo de 2019

Mensaje de San Miguel Arcángel

Para Luz De Maria

Hijos De Dios:

Soy el Portador de la Bendición de la Santísima Trinidad, que desea «que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad» (cf. I Tim 2, 4) .

Como Príncipe de las Legiones Celestiales, os pido que cumpláis con ser misioneros del Amor Divino y que con ese Amor atraigáis a aquellos hermanos y hermanas que viven dispersos en las vanidades, en los vicios, en la crítica, en la búsqueda de todo lo que se les ofrece como moderno y es perjudicial para el alma.

COMPRENDED QUE ESTÁIS LLAMADOS A ACEPTAR «LA GRAN MISERICORDIA D IVINA» (cf. Heb 4,16), y esto es para este instante, antes del pleno desarrollo de las pruebas catastróficas; por eso os exhorto a aceptar la infinita Misericordia Divina antes de que se haga oscuro y no podáis levantaros. Oscuro, sí, cuando los demonios dejen de infectar meramente a las criaturas humanas y las posean por completo mediante su aceptación de una vida sin Dios.

La decadencia espiritual ha sido aceptada libremente por la mayoría sin encontrar oposición en la razón del hombre, en su interior, en su corazón: Es Más Bien Una Aceptación Terrible Que Se OYE.

¡AMA A DIOS Y AL PRÓJIMO! No sigas oscureciendo los dones que podrías despertar si permanecieras en comunión con Cristo. ¿Quieres respuestas sin esforzarte, sin dejar atrás tu rutina diaria, despreciando lo que te recuerda la supremacía Divina? ¡Cometes actos sacrílegos y grandes herejías se despliegan sobre la tierra a cada instante! Ah... pero en medio de guerras o catástrofes oímos oraciones de criaturas humanas que no han orado antes. ¿ENTONCES?

¡DESPIERTA! La Locura del Hombre No Tiene Fin, Debes Inclinarte Y Proclamar: «Padre Nuestro» Y Decidir CONVERTIRTE. Para ello necesitáis entrar y conocer a Cristo, dispuestos a amarle y a Dejaros Amar por CRISTO ; no podéis amar a quien no conocéis, no respetaréis a quien no conocéis, así que necesitáis conocer a Cristo para amarle «en Espíritu y Verdad »; de esta manera podréis discernir y no seréis engañados, y entonces AMARÉIS a Dios Con Vuestra Alma, Poderes Y SENTIDOS.

La humanidad está ciega a causa del desorden espiritual en el que vive, por eso el hombre está atormentado, agotado interiormente. Estos estados no permiten al hombre ir al encuentro de Aquel que es su Dios y su Señor, sino que, por el contrario, le llevan a caer en las garras del enemigo del alma: el Diablo y sus secuaces infernales que están en la Tierra.

Amados de Dios, esta Palabra que os revelo por orden de Nuestro y vuestro Rey no es para alarmaros, pues como humanidad vivís alarmados por la forma aberrante en que el hombre responde a Su Señor y Creador, vivís aterrorizados por las herejías que una gran mayoría de seres humanos está cometiendo, vivís conmocionados por los sacrilegios y desafíos a la Voluntad Divina que continuamente se producen. ¿Y bien?

No os alarméis por lo que os anuncio, sino por la forma en que vivís, trabajáis y actuáis, por la pecaminosidad del pensamiento humano, de los sentimientos humanos, por la falta de sinceridad, de amor, de perdón, por la falta de un corazón de carne para que podáis amar rectamente y para que vuestras intenciones no sean locura, sino verdad.

¡Cuántos seres humanos se enfrentan al mal a cada instante y no le temen! ...

¡Cuántos saben que pecan, que con sus actos cometen adulterio, cometen aberraciones, cometen homicidios, infringen la Ley Divina y no se inmutan por ello!...

Cuántos no son honrados al servir al Rey de Reyes!...

Cuántos conocen la verdad de lo que ocurre y guardan un silencio condenatorio, eligiendo el mundo y la carne y despreciando lo que saben que es la verdad!...

Cuántos rezan: «Creo en Dios Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra...» y al instante Le niegan de la forma más terrible que puede hacerlo una criatura humana!...

Hijos del Altísimo, la vida espiritual de una gran parte de la humanidad se ha deteriorado:

¡Cuántos intereses existen que quieren eliminar el Evangelio y dejarlo sin efecto para que la humanidad continúe por el camino al que Satanás y sus legiones os están llevando!

Existen tantos intereses que quieren que la humanidad permanezca en la sumisión, en la controversia, ¡siendo una masa fácil de manipular!

¡Hay tantos hijos de Satanás que trabajan contra los hijos de Cristo y de Nuestra Reina y Madre para entregar el poder del mundo al Diablo!

El Diablo os tiende trampas que, al no haber sido debidamente instruidos y advertidos sobre la Purificación que va a experimentar la humanidad y las persecuciones que sufre y sufrirá el Pueblo fiel, no percibís, no aceptáis como realidades indiscutibles.

Hijos del Altísimo, muchos de vuestros hermanos y hermanas han sido perseguidos, están siendo perseguidos y serán perseguidos, no sólo por los que trabajan para el mal, sino desde dentro de la propia Iglesia; por ello os llamo a crecer para que mantengáis la fe, y por ello cada persona debe comenzar un trabajo arduo y sin pérdida de tiempo, para que reconozcáis la Verdad Divina.

La Verdad Divina no cambia, puesto que es la Verdad y contiene la verdad para todos los tiempos. Si la Verdad estuviera sujeta a cambios, dejaría de ser la Verdad Divina y Dios no sería Dios (cf. Jn 8:31-32). Por eso, como Capitán de las huestes celestiales, te invito a exclamar: ¿QUIÉN ES COMO DIOS? (cf. Ap. 12:7).

La Iglesia de Cristo está temblando y vosotros, Sus hijos, no debéis negar la fe, sino ser conscientes de esa fe, de sus fundamentos, para que no desfallezca. Permaneced en la Verdad y sed conscientes de que la Verdad Divina ha sido distorsionada a lo largo de las GENERACIONES.

Reza por la Verdad y por el Pueblo de nuestro Rey.

Reza por las grandes naciones: cometerán graves errores.

Rezad por los hijos de Dios para que resistan a los próximos anuncios de la jerarquía de la Iglesia.

Reza, la tierra tiembla, los acontecimientos de la naturaleza sorprenden al hombre.

¿QUIÉN ES COMO DIOS?

San Miguel Arcángel

SALVE María Purísima, Concebida sin PECADO

SALVE María Purísima, Concebida sin PECADO

SALVE María Purísima, concebida sin pecado