lunes, 25 de marzo de 2013

Tu mundo está desajustado.

- Mensaje No. 73 -

Hijo mío. Hijo querido mío. Duerme bien y descansa. Las condiciones en tu mundo son catastróficas. Ten coraje y confía. Confía en Mi Hijo. Entonces todo estará bien, hijo mío.

Te amo. Duerme bien. Tu Madre en el Cielo.

Tu mundo está desajustado.

Hijo mío. Tu mundo está desajustado. No hay estabilidad alguna. Una catástrofe tras otra te está asaltando, y no sabes cómo convertirte en "dueño de la situación". Este es el tiempo que te fue anunciado, cuando el Anticristo aparece como el "hombre justo". Cuídate mucho, hijos queridos míos, porque el caos que te domina se volverá aún mayor y entonces, cuando amenace con "explotar", el hombre que te fue anunciado aparecerá como un gran salvador y pacificador.

Hijos míos. No caigas en su engaño. Es un impostor, enviado por el maligno para robarte el alma. Pretende ser tu amigo y ayudador, pero en realidad quiere atraparte. ¡Estate alerta! Es el mayor enemigo de Jesús, venido a empujarte, hijos queridos míos, al lago de fuego, porque quiere mantenerte alejado de Jesús y robarte la vida con Él en el paraíso. Así que ten cuidado, hijos queridos míos, porque este hombre tomará posesión de tus almas. Se te acercará sigilosamente como una serpiente venenosa, te adulará y te arrullará con encanto, con concesiones, con supuestos milagros divinos, y luego te morderá para inyectarte su veneno mortal.

Aquellos de vosotros que estén vigilantes reconocerán sus intenciones. Seréis capaces de establecer las conexiones y saber que ni él ni sus aliados están tramando nada bueno. No obstante, tened cuidado y permaneced en oración. Rezad por vuestros hermanos y hermanas y permaneced unidos a Jesús. De esta manera escaparéis de las garras del maligno y el veneno de la serpiente no tendrá efecto sobre vosotros. Creed, hijos queridos míos. Creed en Jesús y permaneced fieles a Él! ¡Sólo Él os dará lo que vuestro alma realmente anhela! Venid a Él, todos vosotros, porque entonces, sólo entonces, podréis conocer la Nueva Jerusalén. Sólo entonces Jesús os tomará y os conducirá a la paz eterna.

Te amo, hijos queridos míos. Vuestro San José.