lunes, 18 de enero de 2021

¡La red maligna del diablo!

- Mensaje nº 1273 -

Hija mía. Mi querida hija. El tiempo es pesado y engañoso. Hay mucha corrupción en tu mundo. La red maligna del demonio se expande cada vez más, más y más, pero será desgarrada, como la tela de araña de una araña que se adormece a sí misma, al acecho de su presa, adormeciéndola una vez que ha entrado en su tela y se ha enredado, para finalmente «consumirla».

Imaginad, amados hijos que sois, al demonio de la misma manera: Tiende sus redes y muchos niños quedan atrapados. Quizá no sea su intención, pero cuanto más se esfuerzan, más quedan atrapados. No reconocieron el peligro a tiempo, y ahora ya no pueden liberarse por sus propias fuerzas. Pero, amados hijos que sois, Dios, vuestro Padre celestial, puede liberaros de toda situación, ¡por muy embrollada que esté, por muy desesperada que sea! ¡Por eso es tan importante vuestro arrepentimiento! ¡Debes arrepentirte y confiar en Jesús! ¡No hay otra forma de liberarte de las garras del maligno! ¡Debes arrepentirte y admitir tu culpa, tus errores! Tienes la elección: ¡la condenación eterna o la misericordia de Mi Hijo, que perdona todo lo que has hecho y/u omitido, si confiesas, expías y te arrepientes sinceramente!

Hijos, ¡os queda poco tiempo! ¡Despertad y no permitáis que el maligno os tenga bajo su hechizo! ¿Qué tenéis que perder? ¿Vuestra reputación? ¿Vuestra vida de lujo? ¿El brillo y el glamour con los que os ciega el demonio, y que pronto, muy pronto, cederán? No lo crees, pero será como Yo, tu Madre del Cielo, te digo hoy:

Los días del mal están contados, y ¡bienaventurado el que confiese a tiempo a Mi Hijo y haya abandonado el mal! ¡No puedes servir a dos amos! Así que ¡decidíos! Jesús, Mi Hijo Santísimo Es el amor mismo, pero el demonio suscita el odio y la envidia, y la fornicación y la corrupción las trae él, porque: ¡no conoce el amor!

Así que decidíos, hijos amados que sois. La gran advertencia está cerca , y el que elija al malvado se perderá para siempre. Pero quien se convierta, quien dé su Sí siempre repetido a Jesús, se le dirá: el Nuevo Reino de Mi Hijo será su herencia, y su corazón y su alma se alegrarán. Será libre, y será feliz, y ya no le sobrevendrá ningún mal, pues Su reino durará 1000 años, y habrá paz en él y en los corazones de sus habitantes. Será un tiempo de dicha, y todos estarán llenos del amor divino de Mi Hijo. No le faltará nada, y estará feliz, en paz y satisfecho. Es un tiempo de absoluta bienaventuranza divina, y hoy no podéis medir lo satisfechos y felices que estaréis. Pero debéis manteneros firmes, amados hijos que sois, y NO DEBÉIS ACEPTAR EL SIGNO DE LA BESTIA . Quien lo haga, cerrará las puertas del Nuevo Reino y se perderá en manos del demonio.

Quien no crea en el infierno, o quien piense que el infierno ya está aquí en la tierra, que se le diga a él también: ¡Perecerás y te perderás en tu incredulidad! Estarás expuesto al diablo y a sus demonios durante una eternidad, ¡y te atormentarán y se deleitarán en ello! Tendrás que soportar el sufrimiento, el tormento y la agonía, y además sabrás -y esto te trae el mayor tormento del alma- ¡que deberías haberme escuchado! Tendrás todo, lo que hiciste mal y pensaste y decidiste, conscientemente «ante tus ojos», y éste será tu mayor tormento. Además, habrá los más terribles tormentos que te causará el demonio, por lo que Yo, tu amorosa Madre del Cielo, ¡te ruego que te conviertas y encuentres a Mi Hijo antes de que sea demasiado tarde para ti! ¡No es el momento de imponerte! Amén.

Os quiero mucho, amados hijos que sois, y ni un solo hijo queremos Nosotros, Mi Hijo, el Padre que está en los Cielos, y Yo, vuestra Madre amorosa que está en los Cielos, que se pierda, ¡pero estad prevenidos, pues no os queda mucho tiempo! Quien permanezca obstinado, quien crea, viva y piense por, quien crea en el prestigio, el poder, la codicia, el lujo, «ser guay», etc. -la lista es larga-, que lo sepa:

¡Pronto habrá llegado tu hora y verás adónde te ha llevado! Quien no aproveche la advertencia como último acto de la misericordia de Mi Hijo y se arrepienta, estará perdido, y Mi Hijo no podrá hacer nada por él. A quien no se prepare debidamente para este acontecimiento, que se le avise también:

¡Sufriréis, sufriréis, sufriréis, si no habéis preparado vuestros corazones! Sufriréis, a causa de vuestros pecados, sufriréis, porque no volvisteis atrás a tiempo, sufriréis, porque no Nos escuchasteis en estos y otros mensajes , y sufriréis, porque seguisteis el mal, porque persististeis obstinadamente en vuestra verdad, que nada tiene que ver con la verdad de Mi Hijo, y sufriréis, ¡porque fuisteis tibios!

Muchos de vosotros no sobreviviréis a este acontecimiento. No sobreviviréis porque no quisisteis convertiros y prepararos. Pero el mayor sufrimiento de todos será la ausencia de Dios. Experimentaréis -y esta palabra no es suficientemente fuerte-, experimentaréis lo que es estar sin Dios Padre, estar sin Jesús, una existencia sin Dios es el vacío completo, y os causará la mayor angustia. Suplicaréis, clamaréis, estaréis de rodillas suplicando al cielo, que vuelva Dios Padre, que vuelva Jesús, y suplicaréis que no os abandonen nunca más, ¡ésta será vuestra conversión, este abandono convertirá a muchos de vosotros!

Pero no todos lo harán, y habrá quien permita que entre aún más odio en su corazón y se vuelva contra Dios. Es decir, necesitaréis tiempo para «orientaros» a través de este acontecimiento que paralizará vuestro mundo , pues todos lo experimentaréis al mismo tiempo. La división será grande, pues ahora están los buenos(/as) y los malos(/as). Pero el maligno no duerme:

Su Anticristo se os presentará como Salvador. Su reinado será el peor de todos los tiempos, pero, amados hijos que sois, ¡no os dejéis engañar por él y permaneced fieles a Jesús! MI Hijo no morará bajo vosotros, pero vendrá, y librará a Sus hijos fieles de la tiranía de Su adversario hipócrita, mentiroso y carismáticamente difícil de resistir.

Seréis levantados, hijos amados que sois, y el reinado del Anticristo encontrará su fin mediante la intervención del Padre. Cuándo, ¡sólo el Padre mismo lo sabe! ¿Hasta cuándo? Eso también lo sabe el Padre que está en los cielos. Pero , amados hijos que sois, ¡el final de los tiempos será mitigado y acortado por las oraciones de todos vosotros!

Por tanto, ¡orad, orad, orad! ¡Rezad mucho y con fervor! ¡Rogad al Padre celestial que mitigue y acorte los tiempos! ¡Rezad a Jesús para que cuide de vosotros! ¡Tus oraciones hacen mucho bien! ¡Tu oración es poderosa! Te mantiene en la fe, te da perseverancia, ¡y cambia! ¡Te acerca cada vez más a Jesús! Es la mejor arma que tienes, porque el diablo no puede luchar contra la oración.

Así que reza y confía en Jesús, Mi Hijo que tanto te ama. ¡Reza al Espíritu Santo, para que te dé claridad y evite que te confundas y te extravíes! ¡Hazlo a diario! El demonio es un confundidor, pero si rezas, si permaneces en oración, permanecerás protegido.

¡Confía en Mi Hijo, en tu Jesús, y suplica al Padre del Cielo! Reconoce las mentiras que se te presentan cada vez más, ¡y aléjate de la cobertura de los medios de comunicación dominantes! Te están mintiendo y engañando, así que mantente alerta y encuentra a Jesús entero en la oración.

Os quiero mucho. Pronto, muy pronto, Jesús te salvará, pero el tiempo que queda, ¡Debes Permanecer Fuerte Y Crecer!

No aceptéis nada de lo que os ofrezca el demonio, y permaneced siempre en oración. Tened valor, amados hijos que sois. Pronto serán visibles los primeros signos. Amén.

En profundo amor, y con Jesús y Dios Padre, las santas huestes angélicas y muchos santos aquí presentes, Me despido hoy con la petición de Permanecer siempre fieles a Mi Hijo.

Vuestra Madre del Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios y Madre de la Salvación. Amén.

'¡No pequéis, amados hijos que sois, infundiendo el «mal» a otros que confían en vosotros! ¡Tendréis que responder de vuestros actos! Así pues, ¡permaneced vigilantes y no recibáis del mal ni lo transmitáis! Amén'.