Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

martes, 8 de julio de 2003

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Manaus, AM, Brasil

 

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, sed hombres y mujeres de fe y oración, y las gracias del cielo estarán en abundancia. El Corazón de Jesús está tan ofendido y entristecido por tanto pecado en el mundo. Conviértanse. No pequéis más. Renuncien al mundo para que el mundo no los haga perder el reino de los cielos. Si son mis hijos, escuchen lo que les digo. Sean obedientes, sean obedientes, sean obedientes. Los amo tanto, y este amor maternal mío ninguna mente humana puede comprender. Este amor lo dediqué a mi Hijo Jesús y ahora lo dedico a todos ustedes, mis hijos. Así que amen, amen, amen y serán transformados por la gracia de Dios. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Pequeña Madre, ayúdanos. No nos abandones. Hay mucha gente que está pasando por grandes pruebas y necesidades. Ayúdalos. ¡Te necesitan tanto!

Digan a mis hijos que oren mucho y ayunen. Le pediré a mi Hijo Jesús por ustedes y sus necesidades.

Nuestra Señora comenzó a esparcir rayos de sus manos sobre todas las personas presentes. Fue muy hermoso ver esta escena. Me dijo,

Miren, ¿cuántas gracias derramo sobre todos? Cada rayo que ven salpicando de mis manos son gracias que deseo otorgar con todo mi amor maternal a mis hijos. Cada mensaje mío, ya sea aquí o en cualquier parte del mundo, es la señal profunda de mi amor como Madre y mi presencia maternal entre ellos. Son las palabras de una Madre afectuosa, que verdaderamente ama a todos sus hijos: que los acoge, que les enseña, que los guía por el camino que conduce a Dios. Todas las madres deberían imitar este amor mío y salvarán a sus hijos del camino del mal. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Después de unos momentos, la Madre de Dios me dijo algo personal. Luego con semblante serio dijo,

¡Miserable es esa madre que rechaza a su hijo y no lo ama! Se convierte en la verdadera imagen del diablo y será severamente castigada.

¡Salve a las madres!

Hoy las bendigo y derramo mi amor en el corazón de cada una de ellas. Amo a todos mis hijos: quiero la salvación de todos.

Luego con el rostro triste exclamó:

El mundo, vuelve a Dios, vuelve a Dios, vuelve a Dios... mañana que cada uno ore de una manera especial por mis intenciones y por la realización de un plan mío. Oren, ayunen... ¡Oren por los sacerdotes!

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.