miércoles, 15 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora

Queridos hijos, quiero que cada uno se enamore de Jesús, especialmente en el Santísimo Sacramento del Altar.

Jesús en la Eucaristía, hijos, ¡debe ser el mayor regalo de AMOR de sus vidas! Por Él, acepten todo el sacrificio, todo el sufrimiento.

Esfuércense por recibirlo en la Comunión, tanto como puedan. La mayor alegría para el Corazón de mi Madre es ver cuando comulgan con Jesús, con un corazón lleno de AMOR.

Así, queridos hijos, cada día crecerán más y más en mi AMOR y tendrán, queridos hijos, a Jesús resucitado dentro de sus corazones. Entonces, queridos hijos, su vida no será una Cruz, sino será una bendición para cada uno, porque ÉL mismo, Jesús, vivirá en ustedes y guiará sus vidas según los deseos del PADRE.

Insisto de nuevo, hijos, que recen el Rosario. Oren, queridos hijos, ¡porque el tiempo que queda para cada uno es muy poco!

Si no se convierten, queridos hijos, ni siquiera pueden imaginar lo que podría caer sobre ustedes. ¡Conviértanse, hijitos!!! Conviértanse y unan su intercesión a la Mía, su Madre que los ama con todo su corazón.

¡Confesión! porque la confesión es como un río, que lava sus almas, dejándolas totalmente purificadas, para recibir los Dones del Espíritu Santo. Siempre estoy presente cuando Mis hijos están en confesión. Se derraman gracias particulares, de Misericordia, en sus almas.

¡Oren! ¡Oren! ¡Oren!

Yo soy la Paz! SOY AMOR!!!! SOY la Madre de la Bondad Eterna de DIOS!!!

Gracias por el AMOR que Me brindan.(pausa) Los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Permanezcan en la Paz del Señor".