lunes, 13 de abril de 2020

Mensaje de San José a Edson Glauber

¡Paz a tu corazón, hijo mío!

Hijo mío, cuando los hombres y las mujeres no pueden obtener la mirada misericordiosa de Dios y atraer su gracia con sus súplicas ante su Divino Corazón a causa de sus pecados, los niños lo obtienen todo de mi Divino Hijo con sus súplicas ante su Trono. Así fue en la terrible época de la Primera Guerra Mundial, cuando el Papa invitó a padres y sacerdotes a conducir a los niños alrededor del altar de mi Esposa Inmaculada, ofreciendo flores y oraciones para obtener el don de la paz para las familias y para toda la humanidad, y Dios escuchó las oraciones de los niños, y en estos tiempos difíciles no será diferente.

Decid a los padres que pidan a sus hijos pequeños que recojan las flores de su jardín, si las tienen, y las coloquen ante el altar de sus casas en honor de mi Divino Hijo y de mi Esposa Inmaculada y que les hagan decir:

Jesús y María, fue San José quien me pidió que os ofreciera estas flores con mis oraciones, unidas a sus siete penas y siete alegrías, a sus lágrimas y sudor derramados para sostenerles, ayudarles y protegerles en las dificultades, persecuciones y peligros por los que pasaron mientras vivían en este valle de lágrimas, por todo ello, tened piedad de toda la humanidad. Unidos a tu castísimo Corazón, honramos tus santísimos Corazones, ofreciendo nuestras oraciones en reparación de nuestros pecados y de los pecados del mundo entero, por los que estás ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores. Aparta cuanto antes el terrible azote, y obtén para nosotros la gracia de la liberación y la victoria sobre todo mal. Amén.

Haciéndolo así, hijo mío, mi Esposa Inmaculada, que está sentada a la derecha del Rey del Cielo, como Reina, con espléndida vestidura de oro de ofir, sabrá qué hacer y qué pedir, ante el Corazón Divino de mi Hijo Jesús, por cada uno de vosotros y por el mundo entero. Actúa. He aquí mi mensaje, mi mensaje de vida y esperanza para el mundo entero, porque mi Hijo está vivo y ha resucitado, y ha vencido al pecado y a la muerte para abrir las puertas del cielo y dar la vida eterna a todos los que creen en el poder de sus palabras y en su amor divino.

¡Os bendigo!