domingo, 15 de diciembre de 2019

Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz

Queridos hijos, ¡hoy os invito a todos a ser mis moradas de amor!

«Sed mis moradas de amor, dándome un lugar en vuestros corazones, renunciando a vuestra voluntad, prefiriendo la mía, para que entonces, verdaderamente, reine en vosotros y a través de mí reine mi hijo Jesús.

Sed mis santas moradas, viviendo cada día en oración continua, rezando al menos tres horas al día, rezando mi Rosario meditado y todas las oraciones que os he pedido aquí.

Sed mis moradas de amor, renunciando a las cosas mundanas y entregándome vuestros corazones por entero, para que pueda transformarlos en reflejos y copias vivas de mi propio Corazón Inmaculado.

Sed mis moradas de amor, dejando que mi llama de amor penetre en vuestros corazones y actúe poderosamente en ellos. Para que entonces mi Corazón Inmaculado triunfe en vosotros y a través de vosotros en todo el mundo, derribando el imperio infernal y levantando el Reino Eterno del Amor del Señor y de mi Corazón.

Sed mis moradas, mis casas santas como lo fue mi hogar en Loreto. Como era humilde, sencilla, pero inmaculadamente limpia, así sean vuestras almas: humildes, pobres e inmaculadas.

Purificad, pues, las almas con la oración, santificad los cuerpos con el sacrificio y la penitencia. Dad cada vez más espacio al Espíritu Santo para que actúe en vuestros corazones, como yo di en la casita de Nazaret un espacio total para que pudiera actuar en mí y hacer que el Verbo se encarnara en mí y se hiciera hombre.

Que vosotros también estéis siempre «sí» al Espíritu Santo y le deis total libertad para que pueda actuar en vuestras vidas, transformándoos en los apóstoles del amor que deseo para incendiar este mundo de amor.

Id, hijos míos, y llevad mi llama de amor a todos mis hijos que aún no me conocen. ¡No os rindáis porque yo estoy con vosotros! Y en el Cielo habrá más alegría por un alma a la que transmitáis mi llama de amor y me conquistéis que por 99 justos que piensan y creen que no necesitan la salvación ni mi llama de amor.

¡Id! ¡Ve a los alejados! Ve a todos los que aún no me conocen y como hace mi hijito Marcos: ¡tráelos a todos a mí!

Yo, la Señora de la Santa Casa de Loreto, Mensajera de la Paz, os bendigo a todos y os digo: ¡Rezad mi Rosario todos los días con amor!

Bendigo a todos y especialmente a ti, mi querido hijito Marcos. Sí, el 10 de diciembre, aniversario del traslado de mi Santa Casa de Nazaret a Loreto, recibiste grandes gracias de mi corazón por los méritos de esta hermosa película que hiciste del traslado de mi casa.

Sí, recibiste 10 bendiciones especiales y por tu padre di 10.000 bendiciones.

Y cada 10 de cada mes, por los méritos de esta película que hiciste para mí con tanto amor, él recibirá 10.000 bendiciones de mi Corazón Inmaculado. No sólo tú, sino que yo también me regocijo cada vez que el Señor me concede nuevas bendiciones para dárselas a tu padre.

Así como es un placer para ti pedir estas bendiciones para él y conseguirlas, nada me da más placer que bendecirle continuamente, hasta que su vida se convierta realmente en un mar de bendiciones sin fin, donde podrá saborear y sentir cada vez más mi amor materno.

¡Alégrate, mi querido hijo! Alégrate porque han sido tus méritos, el esfuerzo de tu trabajo los que ahora han conseguido para tu padre esta nueva y rotunda gracia.

El día 10 de cada mes te daré también la posibilidad de elegir a la persona que quieras para que reciba una de las 10 bendiciones que te he destinado.

A vosotros que me habéis amado tanto y que habéis difundido tanto la existencia, la verdad del milagro de la Traslación de mi casa, a vosotros que trabajáis y hacéis tanto por mí, os bendigo ahora a vosotros y a todos mis hijos: de Loreto, Caravaggio y Jacareí».

María Santísima después de bendecir los objetos santos:

«Como dije antes, donde llegue uno de estos Rosarios estaré viva llevando conmigo las grandes gracias del Señor.

Os bendigo a todos de nuevo con amor, para que seáis felices, y os dejo mi paz».

(Marcos): «Hasta pronto Mamá».