Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 24 de octubre de 2021
Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz y Santo Geraldo Majella comunicado al vidente Marcos Tadeu Teixeira
Anteponed La Santidad, ¡Deseadla!
«Queridos hijos, hoy os llamo de nuevo a todos a la santidad. Mientras no deseéis la santidad de todo corazón y no la pongáis en primer lugar en vuestra vida como vuestra meta y vuestro ideal, seréis siempre pobres y miserables interiormente y recaeréis siempre en las mismas faltas, en los mismos males. Pon la santidad en primer lugar, ¡deseala! Y entonces, avanzarás verdaderamente hacia ella, y Dios te ayudará con Su gracia, y alcanzarás la santa perfección.
Para ser santo evita, en la medida de lo posible, el ajetreo del mundo, el contacto con las cosas mundanas, porque nadie puede pasar por una pocilga sin salir con los pies sucios. Del mismo modo, nadie puede mezclarse con las cosas mundanas sin salir contaminado o manchado con alguna culpa. Igual que una persona que camina por el frío se congela, todo el que camine demasiado con las cosas mundanas tendrá el alma reseca y abrasada por la apostasía y la falta de fe del mundo. Por tanto, evitad el contacto con esto tanto como podáis, para que vuestras almas permanezcan siempre ardientes, siempre fervientes en el amor a Dios y en el servicio a Dios.
Cuando la caridad os ordene hablar a la gente, hablad. Cuando no lo haga, permaneced siempre, hijos míos, en el retiro de vuestro corazón, de vuestra alma, a solas con Dios. De este modo, vuestras almas serán fuertes en las pruebas, y lo superaréis todo y caminaréis seguros por el camino de la santidad.
Seguid rezando mi Rosario todos los días. Con mi Rosario ganaréis todas las batallas contra Satanás. Habláis mucho, pero rezáis poco el Rosario. Por eso Satanás te vence, y por eso en la más pequeña de las pruebas pierdes la paz y te derrumbas. ¡Rezad! Nunca ha sido tan necesario rezar el Rosario como ahora. Si queréis vencer, rezad y propagad mi Rosario.
Regala a seis de mis hijos que no me conocen, seis Rosarios meditados, a cualquiera de ellos. Para que entonces puedan conocer verdaderamente mis mensajes, y así llegar a mi corazón, que será el refugio y la morada de todos ellos.
Da también a siete de mis hijos que no me conocen, la película de mi aparición en Liquen, que hizo mi hijito Marcos. Cuántos de mis hijos no conocen los mensajes que di en Lichen, y cuántas almas se volverán fervientes en mi amor si los conocen. ¡Especialmente las madres! Ellas oirán mi mensaje de Liquen, y siguiendo el ejemplo de tantas madres santas, como la madre de mi hijo Antonio Galvão, la madre de mi hijo Geraldo, o la madre de mi hijo Maximiliano Kolbe, educarán a sus hijos en el amor de Dios, en mi amor, y darán a Brasil y al mundo tantos hijos santos que romperán los planes de Satanás y de todos sus secuaces.
Os bendigo a todos con amor: desde Liquen, desde Lourdes y desde Jacareí».
(Tras una breve pausa, Nuestra Señora continúa)
«Mi amadísimo hijo Marcos, una vez más te doy las gracias por haber hecho la película de mi aparición en Lichen. Gracias a ti, tantos hijos míos que nunca imaginaron que existiera esta aparición mía, ahora conocen mi mensaje de Lichen, rezan el Rosario, rezan el Vía Crucis los viernes, contemplando los sufrimientos de mi hijo y los míos. Y las madres, ahora, de verdad, intentan criar a sus hijos para Dios, para el Cielo, educándolos para ser santos y no para ser mundanos. Y todo esto gracias a ti.
Por eso te doy hoy 438 bendiciones, y a tu padre, Carlos Tadeu, por quien has ofrecido los méritos de esta película, de este trabajo santo que has hecho, le doy ahora 596.231 bendiciones especiales que recibirá todos los años en el aniversario de mis apariciones en Liquen, y también el 17 de noviembre de cada año.
Así derramo los torrentes de mis gracias sobre ti y sobre quien más amas.
También has ofrecido los méritos de este santo trabajo que has realizado por mis hijos que están aquí, por mis hijos peregrinos. Les doy ahora también 394 bendiciones que recibirán hoy y también el 23 del mes que viene.
Así que derramo sobre estos hijos míos también, copiosamente, mis gracias de amor.
¡Alégrate! Porque el mérito de esta santa obra es todo vuestro. Y mientras la gente sólo buscaba la satisfacción de sus deseos personales, tú dedicaste tantos días, semanas y meses, a hacer esta obra buena y santa por mí. Por mi gloria, para difundir por todo el mundo mi gloria por el bien y la salvación de las almas. Y cuantas más almas sean tocadas por la gracia del Señor a través de esta santa obra, tantas coronas de gloria os daré en el Cielo.
Alégrate, pues, y que nadie ni nada te quite la alegría.
¡Paz, mi rayo de luz! Sigue trabajando para dar a conocer mi gloria al mundo entero».
Mensaje de San Gerardo Majella
«Amados hermanos míos, yo, Geraldo, vengo de nuevo del Cielo para deciros
¡Paz a vuestros corazones! ¡Que nada perturbe vuestra paz! Rezad el Rosario todos los días para conservar y aumentar la paz, pues la paz del mundo está amenazada.
¡Rezad! Sólo mediante la oración podéis desear la santidad, buscar la santidad y perseverar en ella. La santidad es esa perla de la que hablaba Nuestro Señor en el Evangelio, ¡por la que vale la pena venderlo todo, dejarlo todo, renunciar a todo, para comprarla, para poseerla! Así pues, renuncia ahora a todo, a todo lo que te impide ser completamente del Señor. Entrégate completamente a Él, y entonces te recompensará con los tesoros de Su Sagrado Corazón, de Su amor y de Su gracia.
El Señor sólo espera tu decisión, para colmarte de Sus riquezas.
¡Sal de la valla! ¡Decídete por Dios! Y Dios decidirá por ti con Sus grandes gracias.
Yo, Geraldo, os quiero a todos y os bendigo a todos: de Muro Lucano, de Mater Domini y de Jacareí».
Nuestra Señora después de tocar los objetos religiosos presentados por el vidente Marcos Tadeu:
«Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios, allí estaré yo viva llevando conmigo las grandes gracias del Señor, acompañada de mi hijo Geraldo y también, de mi hijo Roberto. Llevaremos las grandes gracias del Señor. Paz, hijos míos, id en la paz del Señor».
Orígenes:
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